“No se puede tocar por decreto la oferta y la demanda, ni de productos ni de valores”


El Gobierno se metió en el mercado de cambios y echó más leña al fuego en una economía que sigue gritando crisis en todos sus aspectos. El economista José Piñeiro Iñiguez (MBA de la Universidad de Harvard) se refirió a esto y otros temas en “Aire de Sábado”, por la FM 89.3 Santa María de las Misiones.

José Piñeiro Iñiguez (MBA de la Universidad de Harvard)

El Gobierno intervino en el mercado de cambios y la reacción fue el aumento de todos los tipos… El capítulo del dólar es parte de la situación, una pobreza del 41%, una indigencia cercana al 11%, con una población de 0 a 14 años rayando el 57%; y la porción de entre 15 a 29 años, que son los que están en posición de tener su primer trabajo, en un 50%. Son números que asustan, pero que van a ser mayores.
Claramente hay una distorsión entre la realidad y la ficción. El Gobierno piensa en Argentina como Alicia en el país de las Maravillas y la gente vive los últimos días del Imperio Romano. El Gobierno vive una irrealidad y tiene un autismo de poder. No conoce las implicancias de las medidas que va a tomar, desconoce la situación actual.

 

¿Podría volver a describir esa situación actual?

Es de una enorme crisis de la balanza de pagos de nuestra cuenta en dólares y, paralelamente, el Gobierno fue generando en estos meses una gran crisis en la cuenta en pesos, en la situación macroeconómica.
A todo esto hay que incorporar lo que ha sido la pandemia, que a su vez ha profundizado aún más la crisis macroeconómica. Pero quizás en la mente de los economistas del Gobierno y del Gobierno en sí mismo, sobrevolaba la idea de que solucionando la deuda externa se solucionaba el problema de su cuenta en dólares y que todo iba a fluir. Realmente el problema de la deuda externa es importante, pero no deja de ser un formalismo.
Estábamos en un default, arreglamos la circunstancia, pero no nos cambia el día a día. Mañana no surgirán préstamos del mercado internacional porque Argentina está saturada en su capacidad de endeudamiento. Lo decíamos ya en el Gobierno de Mauricio Macri y eso no va a cambiar en varios años.

 

¿Se equivoca el campo cuando afirma que las medidas lanzadas días atrás no sirven?

El Gobierno debería pensar que llevamos 200 días de cuarentena, más de veinte mil muertos producto de la pandemia y casi 41% de pobreza y unas sesenta y cinco mil Pequeñas y Medianas Empresas cerradas en este período. Quizás sea el momento de pensar que algo estamos haciendo mal, es algo central y no coyuntural. En función de este análisis el Gobierno toma medidas que son coyunturales y no centrales.
Es como intentar arreglar la situación del Titanic trayendo a un plomero. Pero la crisis del Titanic era trascendental, se iba a hundir antes o después por los daños estructurales.
La economía argentina está dañada estructuralmente, no necesita tres o cuatro medidas que se conformaron en dos o tres noches por algunos funcionarios. Precisa cambios de raíz, enfoques diferentes. Pero antes de todo esto los políticos deben reconocer que el problema es de gran magnitud y asumir los errores cometidos hasta este punto.
Las medidas dirigidas al campo fueron tomadas fuera de tiempo, nuevamente inconexas y el problema principal hoy es que el Central carece de dólares. Hoy técnicamente la situación del Central es reservas cero. Aparecen 42 mil millones, pero hay montos que no se podrían tocar.
Las reservas de libre disponibilidad hoy son cercanas a cero. En los días subsiguientes a la toma de medidas la caída de reservas fue de 500 millones de dólares.

 

¿Por qué?

Porque previo a las medidas hay desconfianza en la economía. Hay segmentos vitales en inseguridad económica y jurídica. Hay un desconocimiento técnico de todo lo que hablamos por parte de los funcionarios que deben tomar las medidas. Así, bajo ese contexto, fue que aparecieron los funcionarios anunciando las medidas.
Al escuchar esto el mercado reaccionó con la misma desconfianza que tenía previamente y cuando vio el resultado de la elucubración que hicieron desconfía aún más. Sabe que los funcionarios erraron el diagnóstico y por ende erraron el remedio.
Si tengo un problema en la balanza en dólares tengo que hacer que la economía genere dólares. Una de las pocas formas es a través de las exportaciones que va a estar alimentado en función de tener un tipo de cambio que aliente al exportador, que lo haga percibir que tendrá los pesos suficientes para reinvertir en las próximas cosechas o líneas de producción y que le deje determinada rentabilidad.
La situación actual es que el sector agropecuario, que representa el 70% de las exportaciones argentinas, comienza a retener los productos de sus cosechas frente a la expectativa de obtener un tipo de cambio superior.
A su vez el Estado vive de los impuestos que le cobra a los exportadores productos de las retenciones, ese famoso 33% al complejo sojero y distintos porcentajes a los demás productos exportables. Hoy la brecha entre el dólar comercial de 80 pesos y el contado con liquidación o el blue es casi del 80%.
Entonces el que exporta piensa que exporta a 80, menos el 33% de las retenciones me llega algo así como 52 pesos, cuando tengo que comprar mis insumos no los voy a comprar a este tipo de cambio, sino a un dólar a 120 pesos.

 

A propósito, surgió en las últimas horas una polémica… el ministro Martín Guzmán afirma que los productores compran insumos a valor del dólar oficial.

Bajo ningún punto de vista. Eso fue así en épocas normales. Exportabas a un dólar comercial y los insumos que comprabas venían a ese mismo tipo de cambio.
Hoy suceden dos cosas: los que tienen los insumos lo cobran a un tipo de cambio de entre 120 y 140; y no hay insumos porque la gente que los tiene no posee un valor de reposición porque no sabe si cobrando tal o cual precio podrá reponer sus productos.
Todo esto es producto de la desconfianza que genera el modelo y lo que dicen los funcionarios. Eso es la economía real.

 

¿Por qué dice el Gobierno que el campo no exporta?

Deberían medir un poco sus palabras. El productor de campo no exporta, el que lo hace es el intermediario que es el exportador. Los grandes en el país no son más de seis, son grandes grupos multinacionales que tienen en su poder el cereal comprado al productor y son ellos los que deciden en qué momento y bajo qué situación financiera (tipo de cambio, etcétera) venderán al exterior.
La situación es más compleja que lo que dice el Gobierno. El campo se dedica a producir y para ello destina capital y trabajo.

 

¿Es bueno devaluar?

Al contrario, es malo. Significa empobrecer al grueso de la población. Pero cuando estás obligado a hacerlo es mucho más correcto y oportuno devaluar de una vez y de golpe y no permanentemente corriendo desde atrás sin componer nunca la situación. No se puede tocar por decreto la oferta y la demanda ni de productos ni de valores.
El presidente Alberto Fernández se metió en nuestros bolsillos y libertades y nos advirtió que los dólares no son para guardar. Pero resulta que el titular del Banco Central (Miguel Pesce) declaró que posee ahorros por 258 mil dólares. Nos obligan a algo, pero los políticos tienen una doble moral.
Con demasiada frecuencia disfrutamos de la comodidad de la opinión, pero no tenemos la incomodidad del pensamiento y esto aplica para los políticos. Salen frente a un micrófono a decir un montón de cosas, toman decisiones sin meditar las consecuencias. A partir de las medidas que se tomaron estos días nosotros vamos a convivir con ello en las próximas semanas.
Cuando gobernaba Macri hablamos muchas veces del “efecto heladera”, a la gente solamente le importaba saber si encontraba algo o no en su heladera.
Lo que nos pasó en estos meses es que ya no tenemos ni la heladera y vivimos un día hacia atrás. Con los actuales niveles de pobreza sabemos que no hay nada. Las medidas deberían ir en ese sentido y no en si podemos o no ahorrar 200 dólares.

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