“Esto permitirá que los privados tengan más chances de recomponer sus perfiles”


A horas de que cierre el plazo fijado por el Gobierno nacional para que los acreedores acepten la reestructuración de la deuda soberana, hubo ayer marcado optimismo por un acuerdo que al parecer ya existe.

Según insistentes rumores en la plaza local y en Nueva York -donde los activos argentinos reaccionaron con subas este lunes-, Argentina accedió a realizar una mejora en su oferta para satisfacer a los fondos más exigentes. Entre esos acreedores se encuentra BlackRock, a quien la administración de Alberto Fernández veía -hasta ahora- como uno de los principales obstáculos en la negociación.

Fuentes del mercado aseguraron que este lunes hubo conversaciones entre los bancos asesores del país, con Lazard a la cabeza, con los principales acreedores de la deuda. La versión fue la misma: tanto el Gobierno como los bonistas partieron diferencias y el deal está al caer.

Se dice que el Gobierno y los bonistas cedieron y ahora se mejorará la oferta a niveles de 54,75 o 54,80 dólares por cada 100 dólares que debe el país. De ahí que se supone que habrá algún tipo de comunicación en las próximas horas.

Bajo ese contexto PRIMERA EDICIÓN y FM 89.3 Santa María de las Misiones recurrieron, una vez más, al economista José Piñeiro Iñiguez, quien fue anticipando los pasos tanto del Gobierno como los de los acreedores desde el principio de las negociaciones.

 

Lo anticipaste muchas veces y parece haberse dado bajo los niveles a los que nos referimos desde el mismo momento en que la negociación comenzó a complicarse. ¿Qué tipo de acuerdo logra el país?
Tuvimos muchas entrevistas en las que nos referimos a esto y siempre fue de la misma manera, era tratar de buscar un arreglo rápido, ágil y sencillo y en un valor de retorno cercano a los 53 dólares por bono y, como esperábamos, el acuerdo se cerrará en un valor definitivo que rondará los 54,80 dólares. Así las cosas los dos componentes de esta negociación se sienten confortados. Para Argentina es un éxito visto desde el punto de vista de hoy. Necesitaba imperiosamente cerrar, no había otra era chance, era la medida más civilizada que se podía tomar.

 

¿Qué efectos tendrá esto sobre los diversos sectores que componen la estructura económica nacional y sobre el dólar?
Este valor le da al país oxígeno y capacidad para encarar futuras negociaciones, ordenar un poco su economía. Brinda la posibilidad de confeccionar un plan y ser un poco más previsible en el futuro. Pero, sobretodo, hace que la actividad privada, más allá de la actividad pública, tenga una chance de recomponer sus deudas y perfiles hacia adelante.
Ante el cierre el dólar tendrá una expectativa más favorable. La economía se basa en dos cosas, detalles reales y confianza. Evidentemente el cierre de los perfiles de la deuda pública internacional le dará a los inversores y a la gente en general mayor confianza en el futuro inmediato. Por tanto el dólar no tendrá las mismas presiones. De la misma manera los valores de los títulos argentinos, sean públicos los bonos o privados las acciones de las empresas, van a tener un repunte en los mercados internacionales con lo cual todo ayuda a que haya una mejor predisposición para observar a Argentina en el futuro.
Este acuerdo hace que al final del día el dólar tenga menos demanda y por ende su valor esté más contenido. Si esto, por arte de la magia o por alguna decisión de último momento no se produce, la demanda sobre el dólar marginal seguiría siendo sostenida y veríamos valores muy alocados que también se verían traducidos en los precios.

 

¿Este acuerdo cambia la percepción sobre el desempeño del Ministerio de Economía que venía siendo muy cuestionado?
El resultado no cambia la performance el ministro (Martín Guzmán) o de la política económica que no ha sido buena. Esta conducción económica sólo se dedicó a negociar la deuda externa y dejaron la macro y la micro en manos de otra gente. La negociación no ha sido buena por más que hoy tengamos un cierre de ciclo. La negociación de hecho fue muy mala, se pudo haber hecho en valores menores al de hoy y el país pudo haber transitado estos meses, más allá de la inesperada pandemia, de manera muy diferente a como los vivió. Esto es responsabilidad de la política del Gobierno y más específicamente de la política emanada del Ministerio de Economía.

 

¿Y qué pasa con la percepción del mundo y los mercados internacionales sobre la Argentina?
Las cotizaciones de los papeles privados o públicos van de la mano de la confianza y, fundamentalmente, de las expectativas futuras. Argentina, hasta el día de hoy, no tiene una expectativa futura favorable, la economía está altamente dañada, su perfil exportador es muy negativo, su perfil de deuda, tanto pública como privada, también es negativo.
La expectativa de los inversores era incierta, por no decir negativa. Si la deuda pública llega a tener una refinanciación habrá oxígeno para los próximos tres años. Debemos contar con un plan para los próximos años, una estrategia, una composición de futuro. Nunca, y aquí quiero ser claro, medidas aisladas inconexas entre sí y con una duración variable conforman un plan.
Posterior a esta negociación a la Argentina le resta avanzar con el FMI y el Club de París, para esto necesita cerrar la reestructuración con los bonistas y tener un plan y un flujo de fondos para poder componer un nuevo desembolso, cerrar el préstamo anterior y componer uno nuevo. Ese flujo de fondos debe tener un plan de respaldo que debe ser aprobado por el directorio del Fondo. Argentina debe ofrecerlo como la hoja de ruta que auditarán el FMI y el Club de París semestre por semestre.

 

¿A partir de la firma de este acuerdo, la salida del default es automática?
Argentina sale del default automáticamente. Una vez que se llegue a un acuerdo habrá un período de treinta días durante los cuales los acreedores entregan sus bonos viejos y se llevan los bonos nuevos con actualización de pautas de interés, vencimientos y amortización, además de las cláusulas legales aprobadas.
Con ello Argentina estaría “current”, es decir en condiciones normales hasta que se produzca el próximo evento. Eso sería dentro de tres años, paralelamente se debe negociar con el FMI, el Club de París y luego todos los acreedores extranjeros bajo legislación local que tendrán las mismas cláusulas que en esta renegociación que se está cerrando. Para el final de la historia quedarán los tenedores de bonos locales con legislación local, que creo que son los que pagarán el costo de esta fiesta.

 

¿Qué se puede esperar el Riesgo País?
Durante este tiempo Argentina osciló entre 2.400 y 2.200 puntos, es decir 24 o 22 puntos arriba de la tasa Libor, que en definitiva es la sobretasa que paga Argentina por ser un país de riesgo. Cuando Argentina deje de estar en default, obligatoriamente ese número irá cayendo a valores más normales, pero debería bajar muchísimo para que el país encuadre en el rango de un país normal que ronda los 3,5 puntos. Para que esto pase falta mucho.

 

La informalidad de siempre

En el interminable apartado de irregularidades argentinas, Piñeiro Iñiguez, máster en negocios por la Universidad de Harvard, explicó uno que, al menos ayer, pasó totalmente desapercibido para el Gobierno, los clientes y los grandes medios.

“El viernes el Banco Central de la República Argentina modificó la tasa de interés de los plazos fijos de todas las personas y la fijó en 33,06%. Hoy lunes, con la circular vigente, ningún banco comercial la hizo efectiva”, advirtió el especialista.

“Esto -avanzó- significa que a los ahorristas en plazos fijos les están pagando la tasa anterior de 30%. Esto nos habla abiertamente de la informalidad con la que se maneja la economía. Los entes de control que deberían velar por el cumplimiento de las medidas dispuestas están ausentes”.

“Argentina debe mejorar las formas en las que se maneja, cuanto más rápido suceda esto, más rápido será un país cercano a la normalidad, con mayor confianza y credibilidad para los inversores locales y extranjeros”, reflexionó.

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