Piñeiro Iñiguez: “Argentina no tiene ningún futuro si no mejora sus exportaciones”


Argentina - Economía

La semana económica estuvo dominada por el comportamiento del dólar y sus secuelas en la estructura económica argentina. El economista José Piñeiro Iñiguez (MBA de la Universidad de Harvard) se refirió a este y otros temas en “Aire de Sábado”, por la FM 89.3 Santa María de las Misiones.

 

Fue una semana caliente para el dólar ¿Qué puede pasar de aquí en adelante?

Lo que ocurra será en el corto plazo. Al Presidente (Alberto Fernández) no le gustan los planes y el ministro (Martín Guzmán) no los hace porque no quiere o porque no sabe. Cuando no tenés el plan el que te lo pone es el mercado, es decir los agentes financieros y la gente. Estos perciben, tienen sensaciones y la economía se empieza a mover en función de ello.

Hoy lo que predomina es la escasez del dólar. Argentina, desgraciadamente, es una economía que se mueve bimonetariamente, con pesos y dólares. El peso lo manejamos porque tenemos la máquina y emitimos la cantidad necesaria que haga falta. Esto no sucede con el dólar cuyas fuentes de ingreso se van viendo limitadas.

 

¿Podemos recordar las fuentes de ingreso y la formas de salida de los dólares?

Por un lado ingresan a través de las exportaciones. Los exportadores venden sus mercaderías, los dólares vienen al Banco Central, se canjean por pesos y el Central se hace de dólares.

La segunda manera es por capital, es decir que vengan inversores que pongan capital, dejen los dólares en Central y se llevan pesos o endeudamiento, algo que nuestro expresidente (Mauricio Macri) conoce muy bien y hoy, desde la Riviera francesa, nos marca lineamientos.

La tercera forma de ingreso de dólares sería por turismo, pero producto la pandemia no hay actividad.

Los exportadores están reteniendo los granos, fundamentalmente, porque suponen, les parece o necesitan que el tipo de cambio sea otro que el que están percibiendo.

Todo el mundo sabe o cualquier profesional sabe que el tipo de cambio actual no es viable para la situación monetaria de Argentina y para la situación real, para la economía real. Los valores vigentes del dólar oficial no son rentables para la gente que exporta.

La salida de dólares, en tanto, se da por las importaciones. Los industriales requieren de insumos, las maquinarias y lo que fuere que son dólares que el Gobierno necesita tener para poder pagar en el exterior. Y por otro lado está el famoso cepo bancario, dólar para tenencia, lo que compra la gente, esos famosos 200 dólares que en su momento fueron ilimitados, después pasaron a ser de 10.000, luego 1.000 y ahora 200.

Actualmente sigue habiendo gente dispuesta a comprar. De hecho el último mes fueron cuatro millones los argentinos que compraron los 200 dólares. Este mes serán unos cinco millones, con lo cual habrá una erogación de dólares que el Banco Central no tiene.

 

Y recordemos también la crisis de las reservas…

Semanas atrás nos referimos a las reservas del Banco Central que hoy son 41 mil millones de dólares, pero eso es no es un número disponible. De ese total sólo están disponibles aproximadamente 3.500 millones de dólares, que para un país son algo parecido a la nada.

Entonces dependemos de que ingresen exportaciones y que queden más dólares y hacia adelante. Pero como no tenemos plan, el manejo es día a día. Habrá que sentarse sobre las importaciones, demorarlas, restringirlas, controlarlas al extremo, tratar de limitarla, poner cupos, una historia que se vivió en muchos momentos de las últimas décadas de Argentina.

Respecto de la famosa tenencia, se debería, prudentemente, controlarla más, quizás restringirla, profundizar el cepo. El punto es que Argentina no tiene esos 600, 700, 800, o 1.000 millones por mes a darle a la gente. No se trata del control, sino de cómo se ajusta esto y hay dos formas: por volumen o por precio. El ajuste por volumen ya se vino haciendo, de 1.000 lo bajamos a 200, lo podemos bajar a 100, pero no alcanza, no es suficiente.

Entonces es más que evidente que el ajuste tiene que venir por la otra variable, el precio. Hay que ajustar el tipo de cambio, actualizarlo. El precio actual de 70 u 80 pesos no funciona para la economía que Argentina tiene hoy, ni hablar para la que se viene.

En el muy corto plazo habrá que pensar en esto, pero se debería ser prudente, no imaginar esta actualización como una medida aislada, porque de otra forma nuevamente no tendríamos resultados. Debería ser dentro de un contexto, un plan.

Paralelamente quiero decir que el cepo no es una salida, deberíamos tender a una liberalización del mercado, pero hoy es un imposible.

 

¿Podría ser a través de un mix?

Ese poquito de cada cosa a veces no da resultado. El ajuste por volumen se hizo y no pasó nada. Hay que tener en cuenta que este Gobierno no tiene un (Guillermo) Moreno que pueda controlar esas importaciones tan férreamente como se hizo en otras épocas.

Qué pasaría si se controlara por el ajuste, por el precio. Hoy, evidentemente, los productos de la canasta básica ya tienen inferido en su precio otro tipo de dólar. El insumo ya no se rige por un dólar a 70, sino en un precio bastante cercano a los 110 pesos, que es un mix entre ese 70 y el contado con liquidación. Ajustar este tipo de cambio oficial no traería un gran perjuicio sobre el índice inflacionario. Pero desde el punto de vista impositivo sí traería beneficios para el Gobierno, producto de los pesos que obtendría por las retenciones; y también traería alivio a todos los exportadores, un aliciente para recapitalizar sus empresas y tratar de poder exportar más. Argentina no tiene futuro si no mejora sus exportaciones.

 

¿Qué ventaja deja el acuerdo al que se llegó con los bonistas extranjeros?

En la cuenta del Estado solamente hay dos variables, la cuenta en dólares y la cuenta corriente en pesos. Argentina es un país estructuralmente deficitario en los pesos, gasta más pesos de lo que recauda. A nosotros nos parece que los impuestos son muchísimos y de hecho lo son, sin embargo no alcanzan para cubrir los gastos que son tremendos. Es un descontrol absoluto.

Ese déficit que produce la cuenta en pesos debe ser cubierta con el excedente de la cuenta en dólares. Hoy, producto de la negociación por la deuda externa, vamos a tener tres años de alivio, no vamos a pagar nada. Ese saldo positivo, que hoy es 15 mil millones de dólares camino a 20 mil millones, debería aplicarse a cubrir el déficit en pesos y la diferencia invertirla como capital para hacer mover la economía. Esto es la base de un plan, habrá que hacerlo sí o sí. Cuando no se pueda cubrir con los dólares el agujero de los pesos, habrá que hacer un ajuste más hasta que los números cierran.

 

¿Cómo quedan las provincias teniendo en cuenta las abultadas deudas de varias?

Hablamos de la deuda desde enero hasta agosto y siempre dejamos en claro que estábamos negociando sólo una porción de ella, la de los bonitas bajo legislación de Nueva York, unos 70.000 millones de dólares de los más de 300.000 mil millones que debe Argentina..

Hay un paquete extremadamente interesante de algo así como 22.000 millones de dólares que es deuda externa con acreedores externos legislación americana que están en cabeza de las provincias.

De ese total hay casi 15 mil millones de dólares vencidos en cabeza de catorce de las 24 provincias. Están vencidas, renegociando en distintos términos, pero en ningún caso de estos 15.000 millones se pagó un solo dólar de capital. En el mejor de los casos pagaron intereses y algunas de ellas ni eso. Extraña la magnitud de esta deuda heredada.

 

¿Cómo se llegó a esa crisis de deuda?

Todo esto está negociado en tasas de interés que oscilan entre el 8 y el 10% en dólares, una locura absoluta. Fue un despropósito que el Gobierno central permitiera que estas provincias se endeudaran de esta forma. El garante final será la Nación. Provincias muy ricas como Córdoba deben 2.000 millones de dólares en deuda externa solamente contra acreedores de legislación de Nueva York.

Un dato a tener en cuenta es que Misiones no está en ese lote. Su situación frente a deudores en el exterior es muy buena.

 

Teniendo en cuenta el estado alarmante de las provincias… ¿quién terminará pagando?

El Estado nacional, sin ninguna duda. Estas deudas se van a renegociar, van a llegar a un acuerdo. Serán renegociaciones a muy largo plazo. Igualmente las provincias quedarán muy comprometidas en cuanto a su capacidad de generación de dinero, sus capacidades de inversión genuina hacia el futuro.

El funcionario o el gobernador de turno de esas provincias no avizoró el escenario de Argentina y era más o menos previsible lo que iba a pasar. Realmente no hubo control, al funcionario no le interesó o no tuvo interés. Evidentemente quería pasar sus cuatro años de Gobierno de la mejor manera posible dilapidando el dinero que es de todos.

 

Otra semana de “big datos”

En la semana que concluyó se confirmaron dos grandes datos anticipados.

Refinanciación de las tarjetas de crédito: fue quizás el acierto más contundente de estas semanas. Ya a fines de julio pasado este Diario advertía sobre el vencimiento de los plazos para la refinanciación de los saldos de tarjetas que el Gobierno anunció en abril y la posibilidad de que la tasa de interés fuera más alta a la prometida. Pues bien, días atrás comenzaron a llegar los primeros resúmenes y con ellos las denuncias públicas acerca de cobro de tasas superiores a las establecidas en el plan oficial.

Dólar y pobreza: las proyecciones y los datos permitieron afirmar en varias oportunidades meses atrás que la caída del PBI rondará (a quizás supere) el 13% este año mientras que la pobreza superará el 50%. Esta vez fue la consultora del economista Orlando Ferreres la que confirmó nuestra tesis.

Elaboró un crudo informe sobre la realidad macroeconómica que atraviesa la Argentina, en el que advirtió que “el PBI caerá 13% en 2020, el desempleo podría alcanzar el 15% de la Población Económicamente Activa (PEA) y la pobreza podría dispararse al 52% o 55%”.

 

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