Piñeiro Iñiguez: “Argentina nunca toma la decisión de planificar a mediano plazo”


La semana económica estuvo dominada una vez más por el comportamiento del dólar y sus secuelas en la estructura económica, además de la intención de acumular ítems a la matriz impositiva. El economista José Piñeiro Iñiguez (MBA de la Universidad de Harvard) se refirió a este y otros temas en “Aire de Sábado”, por la FM 89.3 Santa María de las Misiones.

El Gobierno anuncia un posible impuesto a las grandes fortunas del país ¿Es la vía correcta para hacerse de dinero?

Los impuestos son una consecuencia de la política monetaria y la política monetaria de Argentina está en problemas, está en llamas. Producto de la pandemia y de financiar el déficit hay una emisión monetaria descontrolada.

Estructuralmente y durante toda su historia Argentina está acostumbrada a tener una flacidez en la política bimonetaria, emite más de lo que debiera porque no tiene, nunca ha tenido y probablemente no tendrá un control en el gasto y esto lo financia con emisión monetaria.

Esa emisión monetaria, al final del día, se traduce en cosas importantes: inflación, derivaciones al precio del dólar por ser una economía monetaria y que se necesitan más impuestos para tratar de controlar la inflación y de controlar el déficit a través de otra cosa.

El punto está en que es muy difícil sacar agua del tronco seco. La presión impositiva ha llegado a punto tal que por más que se siga aumentando, el ingreso no va a variar.

Se transforma en economía que migra a la marginalidad y entonces la gente trata de ir por otro camino y no es porque quiera, sino porque no puede.

 

¿Un impuesto a las grandes fortunas salva a la economía del país?

No lo hace en lo más mínimo. Lo que ocurre es que cuando se hace tan crónico el procedimiento al que nos referimos la distribución de la riqueza se va haciendo cada vez más piramidal.

O sea, hay un porcentaje más grande de la riqueza en menos gente, entonces tenemos que el 60% de la riqueza argentina está en el 8% de la población. Algo muy parecido a los países bananeros.

Cuando este sistema se reproduce por muchos años la riqueza se va poniendo en la punta de la pirámide, entonces hay que recurrir a este tipo de cosas, que el 8% pague un montón de dinero para que se vuelva a distribuir entre los que quedaron bajo el agua. Hoy hay un gran porcentaje de la población que está bajo el agua.

 

¿Por qué se apela otra vez a Ganancias y a las grandes riquezas y no al sector financiero o la minería que todavía no están alcanzados con un impuesto como para que también dejen su aporte?

Nuevamente se trata del poder, sobre todo en Argentina, el dinero con el poder. A mayor cantidad de dinero, mayor cantidad de poder. Y el que no está en ese circuito quiere acceder de alguna manera al dinero para tener alguna cuota de poder.

Entonces cuando tenés alguna cuota de poder se transforma en el juego de la silla. No quiero quedar afuera, me siento y que el costo lo pague otro.

El que tiene menos cuota de poder será el que pagará esta fiesta. El sector financiero ha sido el sector que más dinero ganan en Argentina durante los últimos ochenta años y ha sido obligatoriamente el que nunca ha pagado los costos de toda la fiesta y seguramente no lo pagará tampoco.

 

¿Por qué?

Porque tienen una gran cuota de poder. Manejan un elemento tan sensitivo para la economía para la gente y para los gobernantes como es el dinero.

Este dinero, en un país tan sensible como Argentina, puede traer inestabilidades sociales, gubernamentales, inestabilidades en todo tipo de sectores. Es un sector casi intocable.

Esto ocurre porque Argentina nunca toma la decisión de establecer un plan a mediano plazo en el que trate de alguna manera de corregir su problema estructural en la cuenta en pesos. Tratar de que el déficit sea lo más chico posible y que la distribución de la riqueza producida sea lo más equitativa posible.

Esto es que los que se benefician con el todo traten de beneficiarse con menos y que el reparto llegue a las clases más humildes. Esta es la clave de la cuestión y para eso necesitas, acá y en la China, un plan.

 

Desde hace algunas semanas hay muchas versiones sobre qué puede ocurrir con el cepo cambiario…

Pasa lo de la manta corta. Qué es lo que no hay, lo que falta: dólares. Los pesos los tenemos porque tenemos una máquina que fabrica 24 horas papel moneda.

Como la Argentina es bimonetaria, al que le sobra algo en su billetera quiere comprar dólares y esto fue creciendo mucho durante los últimos meses, de hecho a fin de mes habrá un récord de personas que fueron a comprar sus 200 dólares. El Estado debe poner para esta gente mil millones de dólares todos los meses.

Para ponerlo en perspectiva: el superávit comercial de Argentina por mes, o sea la diferencia entre lo que vende y compra en el exterior en un mes absolutamente buenísimo es 1.400 millones de dólares.

De esa cifra 1.000 millones fueron para los ahorristas. Es un montón para un país que no tiene dólares. Así habrá que hacer algo con esto, o generar más dólares para poder vendérselos a la gente, o profundizar de alguna manera el cepo.

Si profundiza el cepo se producirá una estampida del mercado marginal, del dólar blue, que como dijimos la semana pasada iba a ir a valores mucho más coherentes de los que estaba. Antes fluctuaba entre 128 y 129 pesos y hoy lo tenemos mucho más cercano a los 140. En pocos días más probablemente esté en un valor más redondo y cercano a los 150.

El mercado está notando cada vez más la escasez, no sólo por los dólares de tenencia, sino que se está notando mucho más la escasez en los dólares para importación.

Las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante estas dos últimas semanas vinieron bajando fuertemente por varias razones, el dólar de tenencia, la intervención que dé dólares en el mercado para evitar que el dólar blue se espante a valores increíbles; y las importaciones, que a pesar de estar muy bajas, siguen siendo demandadas y para el que tiene poco cualquier variación es mucho.

El escenario de una Argentina pospandemia debería ser de un cuidado superlativo de los dólares, sobre todo los de importación, con lo cual tendríamos que empezar a pensar en políticas industriales para suplantar importaciones para evitar que estos dólares se vayan y seguramente vamos a ver escasez de los productos importados porque el Gobierno, obligatoriamente, tendrá que restringir este tipo de cosas porque no tiene acceso al mercado de dólares.

 

¿Por qué se produce esto?

Porque Argentina tiene cerrado el mercado internacional de financiamiento por los problemas que tiene con la deuda heredada del Gobierno anterior.
Hoy estamos negociando buena parte de esa deuda, pero está claro que habrá que vivir con lo que hay en el bolsillo.

Hablando de deuda y si bien las cifras definitivas se conocerán el lunes, existen versiones que habla de un 90% de adhesión.

Va a estar cercano a esos números. Esto es muy importante y se da porque la propuesta a la que se llegó es muy importante para los acreedores. Todos están interesados en tener un nuevo bono, una nueva esperanza de pago en los términos que se emitió.

Esto es bueno para Argentina, es bueno que el país regularice su situación con el exterior. Pero recordemos que los 70.000 millones negociables son sólo una parte de la deuda y en el mismo sentido debería avanzar con las deudas provinciales, las deudas de legislación extranjera y las de legislación local, así como también organismos internacionales.

Recordemos que la deuda con el Fondo Monetario y el Club de París no será fácil.

No hay una inminencia de pago, pero sí es muy importante llegar un acuerdo y recordemos algo muy importante: para llegar a un acuerdo con organismos internacionales tenés que tener algo que al Presidente no le gusta que se llama “plan”, “paper”, “proyecto”, llamalo como quieras, pero todos los países deben tener un plan.

 

El “big dato” de la semana

En mayo, cuando las negociaciones con los bonistas extranjeros se empantanaban y ofrecían un complejo contexto, Piñeiro Iñiguez ya pronosticaba que “se va a aceptar la contrapropuesta de los bonistas. El precio del bono a valor presente va a ir a un valor totalmente razonable y va a tener una estructura de pago medianamente razonable para Argentina”.

Posteriormente agregaba que “Argentina tendrá nuevamente una renegociación de su deuda en tres años”.

En la semana que concluyó habló el exbanquero en Wall Street, actual profesor de Finanzas de la Universidad de Pekín y autor de uno de los quince mejores libros de 2020 según el Financial Times, Michael Pettis, quien marcó los límites de los canjes de deuda soberana y explicó la causa de las tensiones económicas mundiales, agravadas por la pandemia.

En el marco de una entrevista el especialista fue elocuente: “Temo que en tres a cinco años Argentina esté de vuelta en la mesa de negociaciones”.

ASÍ LAS COSAS Y UNA VEZ MÁS, PRIMERA EDICIÓN SE ANTICIPA A LOS HECHOS.

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