Piñeiro Iñiguez: “Argentina tiene una economía estructuralmente deficitaria”


Argentina - Economía

La refinanciación de la deuda, la brecha entre el dólar oficial y el informal y la posibilidad de reducir el cupo para tenencia sobrevolaron la semana económica. El economista José Piñeiro Iñiguez (MBA de la Universidad de Harvard) se refirió a este y otros temas en “Aire de Sábado”, por la FM 89.3 Santa María de las Misiones.

 

¿Cuál es la situación real de la deuda hoy?

La adhesión es algo así como 93%, dependiendo si los bonos son los refinanciados o los emitidos por Mauricio Macri. La refinanciación es una muy buena noticia para Argentina que entró nuevamente al mundo. Hacia el futuro representa que estamos ordenados, que no estamos en default y que tenemos status current.

Vamos a salir de la calificación “D” de las calificadoras de riesgo a la “CCC+” .

Para las calificadoras Argentina sigue siendo un país de altísimo riesgo y, como repetimos infinidad de veces al igual que varios académicos y Moody’s esta semana, entrará nuevamente en conflicto en el momento en que tenga que pagar esto. En el 2025 tendrá que ir a refinanciar estos bonos que acaba de emitir porque nos son pagables para la situación actual y futura.

 

¿Cómo impacta esto en la economía del país?

Impacta mucho más de lo que la gente cree. Nos llega desde el momento en que no pagás y paulatinamente se van cerrando las puertas de acceso al financiamiento de Argentina.

Esto no sería grave si el país fuera otro, como Alemania o Francia, pero Argentina tiene una economía que es estructuralmente deficitaria.
El modelo económico que el país eligió hace muchos años es deficitario, es un país prevendista, vive de la prevenda del Estado. El empresario privado cree en el libre mercado, pero no tanto en Argentina con lo cual siempre necesita una prevenda. Esa prevenda se transforma en un gasto.

Y ese gasto hace que el esquema económico sea deficitario.

Este déficit se financia con endeudamiento y es endeudamiento lo da el mercado financiero en determinados límites, los países van teniendo límites.

Mucho tiempo atrás hablamos esto, de cuánto es el límite del financiamiento de un país para que sea “sostenible”, palabras del ministro Martín Guzmán. Pareciera que para Argentina esos límites sostenibles son muy laxos, tan laxos como que llegamos siempre al límite de la capacidad y la superamos.

Entonces entramos en este problema de no poder pagar y esto se va repitiendo y cuando llegamos al arreglo, o sea el default y a la renegociación, nos encontramos con un ministro de turno, en este caso Guzmán, que nos dice ahora sí es sostenible… y el sistema arranca de vuelta.

El punto que es lo que se refinanció no es sostenible y en el momento que se abra una puertita se va a recurrir al mercado para obtener algún fondo más para poder sostener el sistema que sigue siendo deficitario.

 

Un auténtico círculo vicioso…

Hasta que no se cambie el modelo vamos a tropezar siempre con esta misma piedra de ir a buscar fondos a la casa de la tía y suponiendo que la tía siempre va a tener para prestarnos.

El tema es que hoy la tía está con COVID-19, no nos puede prestar fondos y nosotros estamos un poco complicados. Esta es la situación de Argentina hoy y hasta que el modelo no cambie esta situación seguirá siendo recurrente.

 

¿Fue así desde el principio?

En 1820 Bernardino Rivadavia hizo el primer empréstito, la primera deuda externa argentina con el objeto de hacer el puerto Buenos Aires, una obra muy noble. Las exportaciones en ese momento de Argentina eran vitales. ¿Qué pasó? La Baring Brothers (Inglaterra) le dio el empréstito a Bernardino Rivadavia, pero para cuando estos fondos llegaron a Buenos Aires, habíamos entrado en guerra con los imperios de ese momento y los fondos en vez de ir al puerto fueron a insumos militares. Ese es el origen de la deuda argentina.

Transcurrimos 200 años de deuda externa y siempre tenemos los mismos problemas: los fondos vienen con un motivo muy noble, pero en la práctica se gastan en cosas que son superfluas o, como en el último período gubernamental, para transferirse al exterior, ingresaron como deuda y salieron como fuga de capitales. Esta es la realidad que hace 200 años vivimos y hoy seguimos viviendo.

 

¿Hay chances de que Argentina aumente sus exportaciones habida cuenta de su necesidad de generar dólares genuinos?

Argentina está obligada. El único esquema que le queda sería generar dólares. Tenemos que tener más exportaciones, más ingreso de dólares que entran por tres vías: capital, turismo y exportaciones comerciales. El turismo está cerrado. En cuanto a los capitales, Argentina no es un país que ofrezca oportunidades comerciales y el riesgo país es muy alto. Solamente nos quedan las exportaciones comerciales.
Argentina tiene que hacer una explosión, una revolución de exportaciones comerciales y para hacerlas tiene que adquirir una cosa a la que no está acostumbrada: productividad.

 

¿De qué se trata?

Las exportaciones se aumentan no vía subsidio del Estado, sino productividad empresaria. Para tener esta productividad empresaria tiene que existir, fundamentalmente, un modelo de negocio, detectar el segmento de mercado demandado y saber si en ese segmento del mercado se puede ser productivo con la capacidad productiva instalada que hoy tengo y si lo puedo desarrollar en precio tiempo y forma. Después poner ese producto en el exterior.

Para tener esa productividad que se necesita, Argentina requiere de determinadas cosas del Estado, reformas impositivas, reformas laborales y determinar una política del Estado sobre los segmentos de mercado más productivos. Hoy los únicos accesibles y disponibles son los dependientes de la industria agroexportadora.

No es exportar el grano o el aceite, sino tratar de transformar y darle algún valor agregado a esos granos que hacemos y traducir la proteína vegetal en proteína animal que tiene mayor capacidad de aceptación en el mundo, mayor capacidad de mercado y genera mayor cantidad de dólares para el erario público.

Hoy Argentina está capacitada para hacerlo y eso le daría el tiempo suficiente para poder preparar y hacer productiva al resto de la industria. Salvo nichos muy específicos en algunas industrias muy puntuales, no tiene productividad.

Desde su perspectiva y a partir de las afirmaciones de Guzmán sobre la continuidad de los 200 dólares de cupo, ¿qué se puede esperar?
Guzmán es una persona honesta cuando habla, le creo, pero la realidad es que no depende de él. En el Gobierno, a favor o en contra, todos machacan sobre la misma palabra, “plan”, algo de lo que hablamos en extenso en los sucesivos programas. A partir de ello es que reflexiono que debe ser necesario un plan, sino no estaríamos hablando todos de este tema y no estaríamos dando explicaciones al respecto.

Entonces estos 200 dólares de cupo deberían estar incluidos dentro de un plan y ese plan nos diría si el Banco Central tiene la capacidad de reservas necesarias para solventarlo. El problema no son los 200 dólares, el problema es la escasez de dólares en el Banco Central y el drama, más grande todavía, es la brecha que existe entre el dólar de 70 u 80 pesos y el dólar de 130 a 140 pesos.

 

¿Se puede acortar la brecha?

El Ministerio de Economía y su apéndice, el Banco Central, están obligados a trabajar sobre esa brecha.

Probablemente en el futuro corto, el ministro no tenga herramientas para acortar esa brecha y sigamos transitando este diferencial de cambio entre los 80 pesos y los 130 pesos, estos 50 a 60 pesos de diferencia de hoy en día. Para hacer ese acortamiento de brecha necesitamos un plan muy integral que va de la mano de las exportaciones.

Para que las exportaciones puedan aumentar y Argentina pueda hacer una revolución de exportaciones y tener más ingresos de dólares para solventar el déficit, obligatoriamente hay que subir el tipo de cambio comercial a otro nivel en el que sea un incentivo a mejorar esa productividad.

Sin mejora del tipo de cambio va a ser muy difícil que se produzca el mayor ingreso de dólares que Argentina necesita.

Por ende, esta suba del tipo de cambio comercial traería aparejada, en el mediano plazo, el acortamiento de la brecha y también resolvería esta demanda de 200 dólares porque este precio subiría, achicaría la brecha y se eliminaría el negocio de intermediación, comprar barato y vender caro.

 

El “big dato” de la semana

El pasado martes la calificadora de riesgo Moody’s consideró que el acuerdo con los bonistas que el Gobierno anunció el lunes le da “tranquilidad” a la Argentina, pero igualmente “el país tendrá que pagar 100.000 millones de dólares de deuda con el sector privado (incluyendo el FMI) en el futuro, y eso lo va a tener que hacer tomando dinero del mercado de capitales”.

De la misma manera advirtió que “Argentina sólo ganó tiempo con el canje y destacó la necesidad de un ajuste fiscal”.

La calificadora consideró una nueva noticia que la Argentina haya avanzado en la renegociación de la deuda, pero alertó que “el riesgo de default a largo plazo sigue siendo muy alto”.

Se manifestó además preocupado en cuanto al tema cambiario, “por la caída de reservas con un dólar artificialmente bajo”.

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