“Trabajo únicamente bajo mucha presión”


Por: Charly Esperanza.

Willy Crook es un cantante, compositor, guitarrista y saxofonista, que se plantó como uno de los mayores exponentes de los sonidos del funk y el soul en Argentina. Como saxofonista, formó parte estable de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota durante la grabación de los primeros discos (Gulp en 1985 y Oktubre en 1986). Al mismo tiempo, se sumó a la última formación de Los Abuelos de la Nada y colaboró en grabaciones y conciertos de variadas bandas y artistas, como Riff, Sumo, Los Encargados, Silencio, Punto Rojo, Los Argentinos, Fontova Trío, Memphis la Blusera, Celeste Carballo y Alejandro Medina, entre otros.

Inquieto y curioso, fue acostumbrando sus dedos a deslizarse sobre las cuerdas de una guitarra y a la voz para cubrir las curvas de un micrófono. Editó discos en su transitar solista y luego se rodeó de una banda, creada para cumplir esa función, los Funky Torinos.

Actualmente, al igual que miles de músicos en el país, busca organizar de las maneras más completas las presentaciones transmitidas por portales de Internet, para saciar las ganas de tocar y mantenerse en contacto con el público.

Sin embargo, como en la mayoría de los casos, extrañar el placer en vivo con las respiraciones, aplausos y sonrisas de la gente acompañando la ejecución de cada acorde, es algo que no se puede reemplazar.

Así, en diálogo con FM 89.3 de las Misiones, Willy Crook opinó que realizar un recital a través del formato streaming, ante la imposibilidad de organizar eventos abiertos al público en general por las medidas sanitarias contra el COVID-19, “es algo bastante frustrante”. Sobre la adaptación al uso de las plataformas digitales para sus conciertos, respondió: “No quiero decir las groserías que pienso al respecto, porque incluso las opciones vía streaming se están cayendo, parece que no les cuadran los números a los que inventaron esa intermediación, lo cual era la única respuesta a todas estas preguntas insólitas que estamos teniendo en estos momentos”. De esa forma reconoció que en el caso de los Funky Torinos, “ahora agarramos la única oportunidad que teníamos de hacer algo. Y pasamos de tres fines de semana por mes tocando por todo el país, a una por mes en Internet. Estamos frustrados y hemos visto que los mejores poetas no eran felices, así que esperamos que la poesía de algún modo nos retribuya todo este sufrimiento”.

Identidad del rock

En años de pesada humedad en bares y pubs mal iluminados, oculto para la satisfacción propia y fuera del mapa por la necesidad de alejarse de los radares de un sistema conservador que con insistencia buscaba oprimirlo, el rock dio sus primeros pasos y creció velozmente cautivando los corazones de varias generaciones con ansías de adrenalina, liberación y rebeldía en todo el planeta.

Con el paso de las décadas, parte de la expresión del rock se maximizó hasta acompañar a las cajitas de hamburguesas con aroma a impulso multinacional consumido, casi por rutinaria costumbre más que por ganas, por cuerpos hundidos y atrapados en confortables sillones.

Pese a esto, algún destello de la identidad del rock y su sentido de pertenencia, se mantiene ahí, latiendo y chispeando entre la complicidad de las sombras bohemias siempre nocturnas.

“El rock nació como un grito al sistema, mismo el rockabilly era rebelde contra el jazz. Pero eso ahora ya es más difícil porque estamos todos más cómodos, como dice ‘El Mundo Feliz’ (libro de Aldous Huxley) sobre la prisión sin muros en la cual los prisioneros están por propia voluntad, entretenimiento y consumo. Estamos en ese horno”, apuntó Crook.

 

Aquellos años 80

Con la juventud hirviendo en la sangre, Willy Crook comenzó a tocar el saxofón con Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en 1982. Participó en la grabación de los discos Gulp y Oktubre, siendo parte estable de la banda hasta 1986, cuando decidió continuar su camino hacia otros destinos.

Al respecto remarcó que “la gente siempre me pregunta ‘¿cómo entraste a Los Redondos?’, pero esa no es la pregunta, la verdadera pregunta es por qué entré a Los Redondos. Éramos considerados criminales, tocábamos en sitios muy nocivos para la salud y no había ningún tipo de remuneración excepto que amaras lo que hacías”.

Además, consideró que “Patricio Rey es el mejor jefe que tuve y que además no existe. Esa es una combinación afortunada. A mí me decían que había que hacer las cosas bien porque Patricio Rey tal cosa, y después me di cuenta que Patricio Rey no existía, en realidad era todo una anarquía”.

Sobre el primer encuentro con parte de la columna ricotera, recordó: “El examen que me hicieron la Negra Poli (representante) y Skay Beilinson (guitarrista y compositor) en esa reunión fue sobre la persona que yo era y no se preocuparon tanto por la parte de tocar, lo cual fue un grave error porque yo no sabía hacerlo bien. Era un joven muy lanzado, intenso”.

Luego, “cuando me citan para el ensayo ahí descubren que yo no sabía tocar bien el saxofón, ahí también lo descubrí yo. Mi osadía me llevó a eso”.

Sin embargo expresó: “Yo sabía bastante de música, en mi adolescencia viví en Europa, en la calle prácticamente experimentando cosas exóticas, pero para mí los discos los hacían los astronautas o gente mitológica, los titanes. Ahí (con Los Redondos) veo cómo era el funcionamiento y que había que hacer algo específico, no era tocar el viento a tu gusto. Viéndolo a retrospectiva, algo en mí entendió que ese tren pasaba una vez y más vale que tuviera el ticket pago porque no volvería a buscarme. Felizmente lo tomé con la importancia necesaria y aprendí por nervios”.

“Alguna gente trabaja mejor bajo presión, yo trabajo únicamente bajo mucha presión”, subrayó.

Al ser consultado sobre la manera en que se desarrolló su relación con el Indio Solari (cantante y compositor) y Skay, señaló: “Con el Indio se dio recién a partir que consideró que yo ya dominaba mi propio instrumento, algo con lo que estoy de acuerdo”.

“Él estaba indignado con Skay y con Poli. Preguntaba ‘¿qué hace este tipo acá? Que lo único que hace es tocar bien el fernet’. Yo descubrí el fernet con ellos, y hacía caso omiso, era un chico curtido, tenía 18 años en ese momento, había salido de mi casa a los 14, entonces me hacía el indiferente con total éxito”, contó y agregó: “Poli y Skay ponían sus caras de ultra sensoriales, de estar en trance, y contestaban que ‘Patricio Rey lo dijo así’, para más furia del Indio. Era un conventillo precioso. Los ensayos eran espantosamente cruciales, si explotaba un calefón o se moría alguien no importaba nada, se ensayaba igual. Yo me iba caminando porque dormía donde podía, tuve mucha suerte de sobrevivir en una Argentina con una dictadura y el fascismo policial completamente intacto. Alguna estrella me cuidó”.

“A los meses de ensayar se empieza a tocar, y fue muy progresivo y contundente ver que cada vez más gente venía a los shows. En un momento, como a los 4 meses, el Indio consideró que yo ya tocaba bien y me dirigió la palabra, lo cual fue un gran evento en mi vida. Fue como decirle ‘tomá guacho, te aprendí en la cara’”, resaltó entre risas.

En 1987, el músico decidió irse a vivir a España, donde actúo con Los Toreros Muertos y Lions In Love, grupo liderado por Daniel Melingo.

“Cuando me bajo de Patricio Rey fue porque me hervía mucho el cerebro en ideas y necesitaba otra música. Esas voces silenciosas que uno no escucha pero obedece, me decían que tenía que salir. Entonces abandoné la carpa sin tener un toldo hecho. Estaba convencido que me iba a Europa sin tener un peso. Pero me fui por mis propios medios porque artísticamente se dio así todo lo necesario, yo tenía que hacer otras cosas. Eso lo hice bien, estoy muy orgulloso y ya pasó”, expresó.

“Cuando estaba en Madrid poniendo música, era una época interesante para los clubes, como le decían en ese momento, o en bares y pubs. Ahí me dicen ‘Patricio Rey quiere que vengas’, así simpáticamente como habla la Poli, entonces regreso en el 90 (tocando como invitado en Obras Sanitarias). Ni siquiera le presté atención a quién estaba en el gobierno, eso quiere decir que la pase bien. Y bueno, ahí noté que no era sólo que tenían popularidad, Patricio Rey ya era un movimiento social, por un montón de gente joven que felizmente necesita tener algo que los una”, rememoró.

“Ahora actualmente, hay muchos jóvenes que por una cuestión cronológica no pueden haber visto jamás a Patricio Rey en vivo, pero sí está esa cultura que los representa y los hace sentir bien. No hay nada que discutir al respecto”, completó.

 

El bien preciado

Luego de hacerse cargo de la guitarra y el micrófono al editar dos discos de su camino solista, “Big Bombo Mamma” (1995) y “Pirata” (1996), Willy Crook apuntó a fortalecer su propio espacio de experimentación y desahogo musical conformando la banda Funky Torinos en el año 1997. La agrupación que lo acompaña tuvo cambio de integrantes dentro de la búsqueda grupal y también personal de cada uno. Y en relación a esto, Crook contó que “encontrar músicos que puedan interpretar lo que uno quiere expresar siempre es difícil, pero no es algo imposible, por lo cual se transforma en preciado”.

“Hay gente que entiende que el arte no es necesariamente democrático, alguien tiene una idea y hay que acompañar en esa idea. Es lo que yo hice cuando me sumé a otros proyectos, cuando fui marinero de otros transatlánticos, y luego más por presión y accidente que por decisiones es que me transformé en capitán de mi botecito”, completó.

Al mismo tiempo destacó que “con los actuales Funky Torinos encontré gente que entiende del espíritu, la esencia, la onda y el cómo qué, eso que no se sabe qué es pero sí se sabe que algunos lo tienen y otros no. No es sencillo pero sucede”.

Torinos nominados

El año pasado, junto a Funky Torinos, Willy Crook presentó su última placa “Lotophagy”. Con este trabajo el ícono del funk alcanzó la nominación a los premios Gardel 2020, en la categoría “Mejor Álbum Artista Rock”.

Por ello, y con la gracia de cargar con un extenso recorrido musical, opinó que “los premios no importan hasta que te nominan. Es un poquito de franeleo y yo soy una criatura muy mimosa, si me rascan un poquito la espalda ya estoy, ronroneo y firmo lo que sea. El mimo es agradable”.

 

Amor a la misionera 

En el 2015, Willy Crook y los Funky Torinos formaron parte de la grilla musical que complementa a la competencia de wakeboard organizada anualmente en San Ignacio, Misiones.

Así, sobre su relación con la tierra colorada, manifestó: “Espero volver, la última vez estuve en San Ignacio en un campeonato, eran todos deportistas pero se quedaron hasta las mil de la noche y luego compitieron a la mañana, eran gente muy todo terreno y la pasamos muy bien”.

Pero no es la única razón que lo tironea hacia la provincia. “Yo estoy enamorado. Tengo una persona en Posadas que afiebra mi mente y se llevó mi corazón, Emilia, completamente una princesa guaraní, y no nos podemos ver por la cuarentena. Con la correspondencia parecemos del siglo catorce. Todo el amor puesto en cartas. Hay muchos amores en la historia que fueron epistolares. Es una situación muy extraña, con una aceptación de las condiciones que no sé muy bien qué se espera”, deslizó.

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