“Argentina es inviable con una brecha superior al 20%”


La carta abierta de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner eludió la coyuntura y apuntó a los cimientos mismos de la crisis.

El mensaje fue para todos y subyace la necesidad de encaminar un gran acuerdo político que brinde chances a un país que está de rodillas.

Tras una serie de maniobra de Economía el dólar cedió en todas sus variantes quitándole presión a la brecha, pero los costos de las medidas son elevados y sus consecuencias impredecibles.

El economista José Piñeiro Iñiguez (MBA de la Universidad de Harvard) se refirió a esto y otros temas en “Aire de Sábado”, por la FM 89.3 de las Misiones.

 

¿Qué impresión le causó la carta abierta de CFK?

El mensaje hacía falta, fue la visión de una estadista, de una mujer que manejó este país durante ocho años más allá de su trayectoria política anterior.

Le guste o no a la gente, su visión subyace a lo que acontece y la carta apunta a eso, a lo profundo, no a lo superficial.

La carta va mucho más allá incluso de lo que los medios dicen. Hay que recordar que los medios siempre hablaron de Cristina de una forma parcial, pero su visión sobre el momento es crucial. Usa términos muy precisos como que estamos viviendo tiempos agobiantes por la falta de oxígeno de los dólares que no están, de las reservas internacionales inexistentes, de la pericia técnica escasa, e intuye que el momento político es el actual.

Cristina habla del timing y apunta a que los tiempos para solucionar los temas se acortan. La carta habla de algo vital como la necesidad de contar con un espacio político entre el oficialismo y la oposición, porque llegamos al punto en el que la situación no da para mucho más. Se precisa de un acuerdo político como base de cualquier solución futura. Esperemos que los líderes políticos de los partidos oficialistas coincidan.

 

¿Por qué lo plantea así?

Porque hoy el peronismo no es un partido, Cristina tiene su visión y Sergio Massa la suya apuntando a su propio futuro político. Alberto Fernández tiene una visión más neutral y conservadora peronista. Quizás Cristina es un poco más neoperonista. Massa tiene una visión más oportunista, puede ser más peronista o macrista según convenga, ve el momento para él y no para todos.

 

¿Y sobre la oposición?

El tema es ver quién es la oposición, si el partido Radical con el PRO conservador y progresista, o si la visión es la del siglo XIX de la mano de Mauricio Macri. Son dos visiones diferentes que transitamos en los últimos doce años.

¿Y qué opina de las críticas de CFK al funcionamiento interno?

Es la primera vez que alguien reconoce que los funcionarios no están funcionando. Tuvimos una mala praxis en lo económico, pero sobre todo en el manejo del Banco Central. Hoy flotamos en aguas turbulentas producto de ello. Hay que cambiar las políticas. Nadie pone en tela de juicio la propiedad privada, pero claramente existe un problema para la gente que toma las tierras, detrás de ellos hay un problema social enorme.

A ninguno de ellos les encanta montar cuatro chapas y tomar un terreno. Detrás, lo que se evidencia, es que no hay futuro. Sobre ello debió trabajar el Gobierno y no enroscarse sobre un Presupuesto que todos sabemos que no sirve para nada porque establece metas inexistentes. Dicen que las tomas se producen porque el sistema judicial no defiende la propiedad privada, pero ese no es el punto. Cuando existen rangos de pobreza que apuntan al 50% el problema es claramente social.

 

¿Qué se puede esperar del dólar?

Quedamos encerrados en un laberinto sobre si su valor es alto o bajo. Lo que no estamos viendo es que la brecha supera el 100% y cualquier número que supere el 20% hace que el país sea inviable. Lo que Economía hizo estos días es lo que hicieron con otros matices anteriores ministros de Economía y presidentes del Banco Central: hipotecaron el futuro estableciendo opciones.

Vendían dólares futuros a los operadores financieros. Guzmán fue un poco más allá y vendió bonos con garantía dólar, esto es indexar la economía hacia el futuro en función del valor del dólar. Así resisten la devaluación, pero es una bomba de tiempo porque este tipo de bonos se juntan con los dólares futuros y generarán grandes pérdidas potenciales.

Si devaluásemos hoy tendríamos una desventaja que es empobrecer a la gente, pero igualmente esto ya lo hizo el mercado. Sin embargo, habría acceso al dólar porque se producirían más exportaciones, se limitarían las importaciones y el Estado cobraría más impuestos a través de las retenciones. Se regularizaría la situación que hoy está totalmente desequilibrada.

Hoy, a su vez, producto del dólar futuro y de las emisiones de los bonos mencionados, se producirá paralelamente un quebranto adicional. Un ejemplo: si se devaluara la totalidad de la brecha que hoy existe se deberían emitir 415 mil millones de pesos, el equivalente al 20% de la base monetaria sólo por compensaciones. Y estos pesos serían inflación futura. Por lo tanto, la solución respecto de si devaluar o no, se torna aún más difícil y se creó un nuevo problema donde no lo había. Con esto, la devaluación, que será casi inevitable, vendrá de la mano de costos adicionales.

Pasamos a depender de un plan que tendrá que aparecer más temprano que tarde. El FMI podría habilitar alguna línea de crédito propia sí como también otras del BID o el BM, pero siempre en el marco de una economía organizada y con el visto bueno del plan que se componga. Argentina va a terminar con un plan porque agotará los caminos alternativos. Pero el único camino para lograr dólares son las exportaciones.

 

¿No podrían llegan también a través del turismo?

Sucederá a la inversa, en vez de que lleguen dólares receptivos se irán dólares de salida porque el costo interno de Argentina cuando se incorpore el concepto de la inflación, producto del desmanejo macroeconómico, nuevamente será más caro medido en dólares que el mercado externo.

De hecho, Misiones reclama por las asimetrías producto de que el costo argentino es más caro. Esto marca que hay un problema con el tipo de cambio. Argentina está cara en dólares para el desarrollo macroeconómico que intentó implementar en estos meses.

 

¿Y cómo será ese plan?

Duro, porque la situación es complicada. Pero ojalá tenga consenso político, ojalá se pueda componer algo que apunte a un futuro con progreso.

 

¿Qué nos depara ese futuro?

Esperemos que pueda ser componedor, con un país con progreso apuntando a las cosas que en Argentina se hacen muy bien.
Hay que destacar, por ejemplo, que en medio de este caos, Argentina desarrolló el HB4, un trigo genéticamente modificado resistente a las sequías. Hablamos del futuro del alimento del mundo. En cuanto se consigan estos adelantos tecnológicos de la biotecnología agropecuaria, producirán que con la misma cantidad de superficie sembrada se podrán evitar los riesgos climáticos y se obtendrán mayores rindes.

En estos meses de pandemia y penurias se desarrolla genética animal a través de la genomia. Argentina es el segundo abastecedor de genética animal vacuna después de Estados Unidos. Tener animales genéticamente garantizados con genomia asegura las condiciones de estos.

Eso es el futuro de Argentina. El nicho tecnológico es muy grande en función de la posibilidad, pero muy pequeño en cuanto a otras cosas. Las empresas en el mundo se evalúan en función del progreso y los países en función de la cantidad de empresas que tienen en desarrollo (incubando). Las futuras empresas incubando son el desarrollo tecnológico en espera.

Argentina no lo tiene porque las empresas están absorbidas por el presente, por el enroscado político. El Gobierno debe garantizar el marco jurídico. El capital, el riesgo, el desarrollo y el avance tecnológico lo pone el privado. Habrá que ver cuándo el político le sacará la pata de encima a estas empresas para que se puedan desarrollarse abiertamente.

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