Acoso escolar: “Cada vez se naturaliza más la humillación”


ACOSO. Suele manifestarse de diferente forma según el sexo, pero se destaca el físico, psicológico, verbal y social.

En el marco del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar que se celebra el primer jueves de noviembre, la licenciada en Psicopedagogía y directora del equipo de diagnóstico, prevención e intervención libres de Bullying, María Zysmann, habló con FM 89.3 Santa María de las Misiones para concientizar de una problemática que aumenta y se naturaliza.

“Es importante empezar a preguntarse en qué situación se naturaliza humillar al otro o aceptar que lo humillen, porque no está bien. En esos ejes hay que trabajar y profundizar”, dijo y agregó que “hay que analizar por qué aparece el bullying, qué lo genera y por qué los chicos no se animan a pedir ayuda y, cuando lo hacen, por qué no se logra solucionarlo”.

 

“Hay que redefinir el término”

Zysmann contó que comenzó a trabajar el acoso escolar en 1996, cuando todavía no había un término social para definir esta problemática.

“Lo trabajaba mucho en el consultorio pero no sabía ni cómo definirlo”, señaló. Desde ese momento a hoy, “se avanzó mucho pero creo que no se ve plasmado todavía en las experiencias de los chicos”, opinó.

Y es que cuando a partir del 2000 se comenzó a hablar de bullying, cada territorio lo definió de distintas maneras. “Hoy en día todos conocen a alguien que sufrió bullying o al menos tienen una idea de lo que es”, señaló.

Sin embargo “ese término hoy debe re-definirse porque la forma de evaluar o medir si hay bullying o no, es tan variable de país en país que las cifras nunca son certeras. Hacen falta acuerdos más generales que definan de qué hablamos cuando hablamos de bullying”, sostuvo.

En este sentido, la psicopedagoga definió al bullying como una situación de humillación entre pares, no necesariamente en la escuela: “Hablamos de bullying cuando hay alguien que se siente humillado y otro u otros que se sienten poderosos a causa de esa humillación”.

 

El sufrimiento no se mide

Por otra parte, si bien hay algunas cifras a nivel país respecto a la cantidad de niños que sufren o sufrieron bullying a lo largo de su vida, Zysmann consideró que “no se puede medir el sufrimiento cuantitativamente, la manera en que cada chico afronta esas situaciones es completamente individual y subjetivo”.

Además, destacó que el principal problema de los informes estadísticos es que “intentan buscar las causas, entonces se cae en la responsabilización de la obesidad u orientación sexual y esas no son las causas. Esas son las excusas de quien agrede, pero las causas hay que buscarlas en el odio, la discriminación, la falta de consideración del otro, la falta de educación sexual integral, y otras”.

Además, destacó que “una de las razones por las cuales aumenta el bullying, es porque cada vez más chicos vivencian desde pequeños algún tipo de acoso o violencia. En los talleres que brindamos, la mayoría de los chicos aseguran que vieron o escucharon cómo molestaban a alguien. Experimentan el bullying sin ser partícipes directos”.

 

Los adultos lo minimizan

Respecto al motivo del porqué los niños no delatan a sus acosadores, Zysmann señaló que “uno de los motivos que hace que los chicos no hablen de lo que están viviendo, es que tienen miedo a cómo pueden reaccionar su familia y docentes”.

Sin embargo, aclaró que la mayoría de los niños suele contar cuando están sufriendo bullying, pero las respuestas que obtienen por parte de los adultos, no son las que necesitan.

“Gran parte de los chicos les dicen a sus papás o tutores lo que están viviendo pero consideran que tanto ellos como sus maestros minimizan la situación. En lugar de ayudarlo, lo juzgan”, destacó.

 

¿Cómo actuar?

“Creo que es fundamental que los responsables del chico le hagan saber que están ahí para ayudarlo y apoyarlo o aunque sea para escucharlo”, opinó.

Respecto a esto, dijo que “lo central es que como adultos mostremos ejemplos del no maltrato. Por ejemplo, si una mamá le dice a su hijo que sea bueno con sus compañeros pero después ese mismo chico es denigrado por su madre o ve cómo ella maltrata a otros, estamos en el mismo problema”, explicó.

Finalmente, se refirió a cómo se podría actuar en caso de tener un hijo que está siendo víctima de bullying: “No hay que ir a la escuela a pedir la cabeza de nadie ni armar un escándalo en los grupos de Whatsapp. En cambio, hay que hablar tranquilamente con los docentes y directivos para ver cómo se puede solucionar el problema sin necesidad de ir al choque”, aconsejó.

 

Aspecto físico: la burla más común

Las principales señales de alarma de que un niño o adolescente está siendo acosado se presentan generalmente en el hogar. Puede manifestarse con apatía o desgano para hablar, falta de apetito o ansiedad, trastornos en el sueño, tristeza e irritabilidad.

Cabe destacar que durante las últimas Pruebas Aprender de Misiones se les consultó a los niños de once años por la frecuencia con la que los estudiantes discriminaban por aspectos físicos.

Un 49% opinó que este tipo de agresión es una de las más comunes. De ese total, el 11% dijo que pasa “siempre”, otro 11% señaló que pasa “muchas veces” y un 27% “pocas veces”.

El mismo documento afirmó que un 47% “molesta a los que les va mal o repitieron”, de ese total el 11% dijo que pasa siempre, el 10% que muchas veces y el 26% que sucede pocas veces.

Respecto a la frecuencia con la que insultaban, amenazaban o agredían a otros compañeros por redes sociales, el 7% dijo que “pasa siempre” y el 16% “pocas veces”.

 

Misiones sancionó este año la ley de prevención

Debido al cierre de las escuelas a causa de la pandemia, el ciberacoso creció un 40% durante la cuarentena, principalmente en las redes sociales y juegos en línea.

Lo que refuerza el efecto humillador del ciberbullying sobre la víctima es que, en las redes sociales, la persona que es acosada no puede garantizar que el ciberbullying se detenga cuando no esté presente, porque el acosador puede continuar escrachando o exponiendo fotos o intimidades de la persona acosada sin que esta última lo sepa.

En este marco, la Legislatura misionera convirtió en ley el proyecto presentado por la diputada Silvia Rojas (FR), en el que se creó el programa para combatir el acoso escolar, grooming y el bullying. Se trata de un instrumento que busca brindar herramientas destinadas a los niños y jóvenes expuestos a estos flagelos.

Esta ley establece varios puntos entre los cuales se destaca la creación del Plan Integral para el Abordaje, Prevención y Erradicación del Acoso contra niños, niñas y adolescentes; el Programa Educativo para el uso consciente y responsable de las redes sociales e Internet y la adhesión de la provincia a la Ley Nacional Nº 27.458 que declara el día 13 de noviembre de cada año como Día Nacional de la Lucha contra el Grooming.

A partir de su sanción, se estableció impulsar campañas de difusión y capacitación a través de medios audiovisuales y gráficos, con el fin de informar acerca de todas las conductas que originan los distintos tipos de acoso y violencia.

También, se implementará una plataforma digital y una aplicación para dispositivos móviles y cualquier otro soporte electrónico, disponible para todos los sistemas operativos, con el propósito de realizar denuncias y solicitar ayuda de manera directa o confidencial, ante posibles casos de bullying, grooming, sexting y gossip.

Igualmente, se deberá implementar un servicio telefónico de carácter gratuito dedicado a la atención de situaciones de acoso u hostigamiento escolar, a cargo de un equipo de especialistas.

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