En Misiones hay ejemplares del caracol gigante africano que fue declarado dañino


CARACOL. Los ejemplares adultos miden entre 10 y 12 centímetros; además es una especie de hábitos nocturnos.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación declaró al caracol gigante africano dañino y perjudicial para la conservación de la biodiversidad, las actividades productivas y la salud humana por ser una especie exótica invasora y hospedadora de nematodes potenciales causantes de enfermedades zoonóticas.

El caracol Achatina fulica, originario del este de África, se introdujo en América, Asia, Oceanía y Europa a causa de la acción antrópica, que facilitó su rápida dispersión, fundamentalmente para su cría como alimento, pero también a través del traslado involuntario adherido a vehículos y a cajones usados en cosechas, a su uso como carnada, al comercio de plantas en macetas -donde se alojan los huevos-, y a su tráfico como mascota.

En Argentina, el caracol gigante africano fue registrado por primera vez en 2010 en Puerto Iguazú y años más tarde fue detectado en la ciudad de Corrientes.

Las especies exóticas invasoras son animales, plantas o microorganismos que, al haber sido trasladados más allá de sus límites naturales de distribución, consiguen establecerse y avanzar en los nuevos ambientes donde han sido introducidos, esto genera impactos severos sobre la diversidad biológica.

Al respecto, Pedro Mendez, director Regional Misiones y Corrientes SENASA, expuso en conversación con FM 89.3 que “el caracol gigante africano es considerado una especie nociva para la agricultura. Es exótico, ya que no es originario de Misiones y al ser exótico empieza a competir con los caracoles nativos. Al ser considerado una plaga es necesario realizar el seguimiento y ver cómo evoluciona”.

“Es de tamaño grande. Los ejemplares adultos tienen entre 10 y 12 centímetros y son de color marrón con rayas más oscuras y se diferencian de nuestro caracol nativo porque estos son de color clarito”.

Siguiendo con las comparaciones entre la especie exótica y la nativa, el profesional indicó que “la tasa de reproducción del caracol africano es muy elevada y eso lo convierte en una plaga. Mientras que la especie nativa, a la cual hay que conservarla, tiene una tasa de reproducción muy baja”.

En cuanto al monitoreo, apuntó que “a este caracol se lo detectó en Iguazú, en Wanda y Eldorado. Es un caracol con hábitos nocturnos”.

Dijo, además, que “la recomendación que damos es que no toquen con la mano al caracol; sino que siempre se los debe manipular con una bolsa o un guante; pero lo ideal es que si encuentran uno se dé aviso al SENASA”.

 

La peligrosidad del molusco

En lo que respecta al caracol gigante africano, se explicó que se desplaza y coloniza el hábitat de moluscos nativos, que deben ser preservados para mantener la biodiversidad y la sustentabilidad del ecosistema.

Además del impacto que puede ocasionar sobre la agricultura y la fauna de caracoles de la zona, también puede transmitir parásitos perjudiciales para la salud humana y la de otros animales.

Dichos parásitos están presentes en la baba del caracol y pueden contaminar frutas y verduras, que en el caso de no ser lavadas correctamente pueden causar enfermedades de origen zoonótico a las personas.

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