“Trabajar como docente en una cátedra en la UNaM sería mi logro más grande”


Con apenas 35 años el científico oriundo de la ciudad de Puerto Rico acaba de consagrarse en tiempos de pandemia. Diego Sebastián Ojeda es parte del equipo del CONICET y la Fundación Instituto Leloir que dirige la doctora Andrea Gamarnik, que acaba de descubrir el primer kit rápido para detectar anticuerpos contra el COVID-19. Un invento argentino con participación misionera.

Ojeda es Licenciado en Genética recibido en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM). Esa misma casa de estudios a la que aspira regresar como docente cuando tenga la oportunidad de volver a vivir en Misiones.

Realizó su doctorado y postdoctorado bajo la dirección del Dr. Jorge Quarleri en el instituto INBIRS de la Facultad de Medicina de la UBA. Su tesis doctoral se circunscribió al estudio de la evasión del VIH a la respuesta antiviral innata en células gliales del sistema nervioso central.

En 2019 se incorporó al laboratorio de Virología Molecular de Gamarnik en la Fundación Instituto Leloir. “Tuvimos que dejar de lado nuestras investigaciones y dedicarnos a esto que no sabíamos cómo nos iba a encontrar parados. Al final, salimos ilesos y hoy estamos tratando de sacar a escala este producto”, aseguró en diálogo telefónico desde Buenos Aires con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, la radio de PRIMERA EDICIÓN.

Hasta marzo que se desató la pandemia de coronavirus, Diego Ojeda investigaba la pesquisa de la interacción de la proteína NS5 del virus Zika con proteínas celulares implicadas en la respuesta antiviral. Algo que, en algún momento, retomará en su exitosa carrera.

Contó que el cambio de rumbo investigativo se debió “a una convocatoria del Ministerio de Ciencia y Tecnología cuando volvió a ser tal, por parte de las autoridades, para generar herramientas que nos permitan saber cómo estamos parados ante la pandemia. Esto permite saber cuáles son los focos infecciosos, cómo se distribuye el virus dentro de la Argentina. La idea fue conformar varios grupos, entre ellos el que integro y, en paralelo, otros están desarrollando test de otro tipo que son de genomas virales, test directos”.

“Todo surgió a principios de marzo, cuando comenzó a tomar relevancia nacional y las medidas de restricción de circulación. Fue cuando la doctora Andrea Gamarnik tomó el grupo y lideró las reuniones con los investigadores para comenzar a trabajar de manera inmediata”, recordó para entender que en menos de tres meses llegaron a cumplir un gran objetivo como es el mencionado kit.

 

Desafío tras desafío

Ojeda sostuvo que “el primer desafío ya está logrado que es tener un test serológico validado por la ANMAT. El próximo sería tener una producción constante. Hoy podemos producir 10 mil determinaciones por semana y el desafío es llegar a 500 mil por mes dentro del laboratorio sin escalar en la industria porque tendría mayores costos”.

“El próximo desafío en paralelo, es medir la capacidad neutralizante de los sueros de pacientes convalecientes. Eso significa que nosotros vamos a tener la capacidad de medir no solamente de anticuerpos del paciente contra el virus que hemos desarrollado actualmente sino saber si el suero tiene la capacidad de neutralizar, opacar al virus. Si los sueros tienen esa capacidad serían potenciales para donar y trasfundir el plasma a personas infectadas con riesgo de vida”, afirmó.

 

“Muchos amigos tuvieron que irse”

Consultado si años atrás pensó en irse por la situación económica y el desfinanciamiento de la ciencia, Diego aseguró que “nunca pensé en irme del país, siempre pensé en hacer ciencia en Argentina y por Argentina. Este es el momento de mayor alegría para mí porque puedo brindar lo que logramos, es lo que siempre soñé”.

Sin embargo reconoció que “en algún momento me lo planteé cuando los becarios no teníamos salarios que alcanzaran para poder vivir y se estaban cerrando puertas como el ingreso a la carrera del sistema científico nacional. Me pude quedar y trabajar con la doctora Gamarnik que me otorgó una beca de la Agencia Nacional de Promoción Científica, cuando me cambié de línea de investigación. Pero, lamentablemente, muchos amigos muy cercanos tuvieron que migrar a EEUU, Inglaterra, Australia. Tuve una deserción de amigos que hice en la carrera de Genética y en el doctorado, grandes amigos que los perdí aunque tengo la esperanza que volveremos a trabajar juntos en la ciencia dentro de la Argentina”.

 

El sueño de volver a la tierra colorada

Con respecto a cuáles son sus sueños en la profesión y en la vida, más siendo un joven investigador que acaba de conseguir una importante consagración, Ojeda manifestó que su sueño más grande “desde que arranqué en Posadas, es volver a Misiones. Mi sueño es, y lo voy a lograr, poner una línea de investigación en Misiones sobre un tema tan endémico y particular como es el dengue. Poder generar nuevas herramientas de diagnóstico y desarrollar estrategias antivirales, hacer trabajos de epidemiología y detección de serotipos de circulación y los que se van a venir. Eso me apasiona y, de alguna forma indirecta, traté de marcar ese camino. Comencé con VIH pero sé que con otro virus puedo volver a viajar a Misiones nuevamente, ese era mi mayor objetivo profesional”.

Egresado de la Facultad de Exactas de la universidad pública y gratuita de Misiones, sumó entre sus anhelos “trabajar en la UNaM y ser docente en una cátedra, ese sería mi logro más grande”.

Ponderó haber egresado de allí: “Lo más importante para nosotros, los licenciados en Genética, es haber estudiado en Misiones. A nivel humano por tener ese contacto íntimo que se tiene entre todos, con colegas de Bioquímica y Farmacia que no se logra en otras universidades. Siempre tengo el relato de compañeros de doctorados que cuentan que nosotros tenemos un trato muy diferente ya que, en las grandes ciudades, no se logra la amistad y confraternidad entre los ‘genetoides’, como nos llamamos entre nosotros”.

“A nivel académico hay ejemplos sobrados de chicos que han salido de la facultad y logran tener éxito rotundo en las tesis doctorales y que, si no se dedican a la investigación, se destacan en la industria, en las empresas biomédicas y otros rubros del campo laboral de los licenciados en Genética. Es una carrera única dentro de Argentina y hay dos que se dictan en universidades públicas, la que yo valoro y sin la cual no podríamos haber estado haciendo esta entrevista”, dijo.

 

Orgullo científico

Diego expresó que en Argentina “podemos estar orgullosos que tenemos una calidad científica impecable y nos podemos comparar con países desarrollados, con la única diferencia que otros tienen más a mano los reactivos y componentes importantes para sus investigaciones. Esto queda en evidencia porque, nosotros de manera inmediata pudimos tener los reactivos al inicio de la pandemia, nos pusimos al mismo nivel que otros países y lo desarrollamos en tiempo récord mientras otros países aún no lo tienen. Ahí se ve la diferencia en la calidad de los investigadores cuya única limitación son los recursos materiales para el desarrollo de la ciencia en Argentina. No nos falta calidad en los investigadores”.

Respecto al descubrimiento de una vacuna para el COVID-19, el científico misionero explicó que “el problema es que no tenemos la respuesta sobre cuál es la mejor respuesta inmune que pueda opacar al virus dentro del cuerpo humano. Al momento no sabemos si es una respuesta medida por anticuerpos neutralizantes que es lo que estamos investigando ahora, o es una respuesta inmune mediada por células. Todavía no lo sabemos ni nosotros ni otros investigadores. Es bastante ambicioso hablar de vacunas todavía”.

La entrada “Trabajar como docente en una cátedra en la UNaM sería mi logro más grande” se publicó primero en Primera Edición.

Fuente