“Los chicos vienen con mucha bronca con la vida y nosotros queremos curarles el alma”


Carolina Pedrozo es enfermera de profesión y lleva 17 años como encargada de atender, proteger y cuidar con un grupo de colaboradores a los 16 niños y niñas de hasta 11 años y dos adolescentes de 18 con capacidades diferentes que viven en el Hogar Divina Misericordia de Jesús en Montecarlo. Tiene tres hijos propios pero “adopta” día a día a cada uno de los habitantes de la institución, con historias difíciles de vida a los que quiere “sanar el alma”.

La tarea del grupo de trabajadores de la institución volvió a tomar relevancia nacional el pasado fin de semana, al hacerse cargo de dos hermanitos de 3 meses y otro de 3 años que fueron abandonados en una casilla de madera en la vecina Caraguatay. Sin embargo, lleva muchos años de labor social, gracias al aporte de empresarios, vecinos y subsidios municipales y provinciales, entre tantos otros.

En diálogo con el programa Primera Plana, por FM de las Misiones 89.3 y Canal 9-Radio Show de Eldorado, Carolina aseguró al ser consultada sobre la procedencia que “los chicos no tienen ‘fronteras’. Hemos llegado a tener chicos del Paraguay que fueron abandonados de este lado y nosotros nos convertimos en su casa. Hoy tenemos de San Pedro, Montecarlo, Caraguatay, Eldorado y hemos tenido de Posadas”.

“Ninguno tiene familia. Por eso este Hogar fue pensado por vecinos de Montecarlo para hacer de casa, para que se sientan bien y felices que es lo que pretendemos. Queremos que su historia mala quede atrás”, recordó.

La tarea cotidiana tiene finales felices: “Tuvimos muchas órdenes de adopción y los chicos que pasaron por acá no se olvidan: nos visitan, nos escriben desde Córdoba, Buenos Aires, Ushuaia, Posadas, Montecarlo que ahora son muy felices en su nueva casa. Nos visitan, nos escriben y no se olvidan de nosotras”, contó la mujer.

El personal tiene turnos de cuatro horas durante todo el día. “Hay chicas que trabajan con nosotros y algunas veces se desbordan, porque no es fácil atender cada situación de los chicos. Buscamos que los chicos sean nuestros hijos, que conozcan de sus derechos y obligaciones”.

Lágrimas a escondidas

Pedrozo admitió que hay muchas situaciones donde no se pueden contener las lágrimas. “Nosotros queremos curarles a los chicos el alma y no todos lo sabemos hacer. Hay que estar bien preparados porque vienen con mucha bronca, bronca con la vida y tienen razón. Tenemos que estar a la par para ayudarlos a descargar esa mochila”, relató en la entrevista.

Hay chicos que dejan de hablar hasta que se adaptan, hay otros que vienen de la violencia y piensan que todo es violento, están a la defensiva. Tenemos un equipo de médicos y psicólogos a los que agradecemos por el trabajo que hacen. Pero es difícil, hay días en que nos tragamos las lágrimas para ayudarlos a no sufrir sino ven que somos débiles y eso no les sirve. Muchísimas lágrimas se me han quedado a escondidas para que ellos se sientan bien. También cuando salen del Hogar hay que contenerse, es otro golpe para ellos y para nosotros. Hay chicos que se están yendo y se vuelven del portón para abrazarnos. Cuando vamos al Juzgado a las audiencias para entregar en adopción, hay niños que no saben qué hacer por eso tenemos que salir de la sala para que ellos se decidan por el apego”, reveló Pedrozo.

 

El sueño de verlos adoptados

La encargada del Hogar Divina Misericordia de Jesús en Montecarlo aseguró que “el sueño de mi vida es que cada uno de los niños pueda comer cada comida en la mesa de su familia, en su propio techo”. Dijo además que cada uno de ellos “puede llenar un vacío en muchos hogares que no tienen hijos”.

Sin embargo, la cuestión de la ausencia de la familia natural es parte del crecimiento de los menores. Carolina aclaró al respecto que en todo momento se busca que los niños y niñas no tengan rencor con sus padres.

“Siempre les enseño que no recuerden mal a sus padres, les digo que tengan amor. Trabajamos desde el amar. Les decimos que tal vez esa madre no pudo cuidarlos porque te preguntan constantemente cuando crecen. Tienden a tener bronca con sus mamás y les enseñamos a no tenerles rencor”, indicó.

 

“Hay que agilizar el sistema de adopciones”

En la actualidad el Hogar no tiene estado de adoptabilidad por parte de la Justicia para ningún niño. Carolina Pedrozo, encargada del Divina Misericordia de Jesús reclamó mayor agilidad judicial para lograr concretar el ingreso de los niños a familias adoptantes.

“Primero siempre se busca la revinculación con la familia de los chicos, pero si no se da por diferentes razones ahí tienden a buscarles familia según el listado que maneja la Justicia en Posadas. Pero se tardan muchos años en las adopciones, eso es lo lamentable en este país. Debería ser más fácil. Pienso que antes de debatir aborto sí o no, se deberían agilizar las adopciones”, aseguró quien ve cotidianamente el funcionamiento del sistema.

 

“Sin amor no hacemos nada”

Carolina Pedrozo contó que los hermanitos abandonados en una precaria vivienda de Caraguatay, llevados al Hogar a su cargo en Montecarlo, van mostrando mejorías.

“El más grande que se había olvidado de hablar, en este momento conversa y pronuncia palabras claras. El más pequeño ya hace berrinches. Tenemos una pediatra que es una maravilla como trabaja, al igual que la psicóloga”, destacó la mujer sobre la recuperación de estos días.

Pedrozo dijo haberse sorprendido por la trascendencia del caso ya que “hemos tenido casos peores. Tal vez trabajamos de manera silenciosa. Criamos a niños encontrados en una caja en forma fetal al borde de la muerte. Hoy crecieron aunque quedan secuelas”.

Aferrada a su fe, Carolina dijo que “gracias a Dios este Hogar ha sacado a niños de patologías muy feas. Creo que este Hogar está bendecido por lo que hacemos y por el amor que tenemos como base de nuestra labor. Sin amor no podemos hacer nada”.

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