Sergio “Ballitas” Rodríguez un campeón sin corona


UNA CHARLA LLENA DE RECUERDOS. Rodríguez, quien es periodista en la charla con EL DEPORTIVO EN RADIO por FM de las Misiones.

El destino, dicen, muchas veces representa una fuerza superior a nuestra voluntad, que nos empuja inevitablemente a acontecimientos y circunstancias de las que no podemos escapar. Tal vez a esta historia le faltó lo que algunos llaman sincronicidad, en la cual las cosas no se dan por una cuestión fortuita sino que en realidad se trata de estar predestinados a alcanzar, o no, una meta o un objetivo.

Nacido en Alem, hace 52 años, Sergio Rodríguez. Simplemente “Ballitas”, para el mundo del boxeo misionero tenía todo para ser un número uno, pero su falta de apego al gimnasio (reconocida por el propio boxeador) y a alguien que lo guiara adecuadamente en su carrera profesional, lo privaron de subir a lo más alto del ranking nacional e internacional.

Rodríguez, extrañamente, es un verdadero “campeón sin corona”, pues si bien fue campeón provincial en la categoría supergallo, tenía todas las condiciones para acceder al título en otro nivel, pero no lo pudo lograr.

Sin embargo, el público misionero lo adoptó como a un verdadero “champion” y lo acompañó cada vez que protagonizó una velada boxística.

AL ATAQUE. Rodríguez, en su despedida, hizo una exhibición ante otro de los grandes del boxeo misionero, Luis Ocampo.

“Si pudiera volver el tiempo atrás, no hubiese desaprovechado ese momento para intentar conseguir algo más importante. Un título argentino o salir a palear afuera y estar mejor preparado. Hoy entrenaría día y noche a ganar esas peleas, porque detrás de ellas iban a venir peleas más importantes”, se lamentó Rodríguez en la charla en donde afloraron muchas anécdotas que mantuvo con el programa EL DEPORTIVO EN RADIO que se emite los lunes por FM 89.3 Santa María de Las Misiones.

Estuvo a punto de integrar el equipo argentino para los Juegos Olímpicos de Seúl (Corea) en 1988, pero su convocatoria no se concretó e incluso el misionero estaba en tratativas con Paraguay para representarlo en los juegos, aunque también se presume que la convocatoria se dio fuera de término e inmediatamente “Ballitas” se hizo profesional.

La mezcla de un estilo técnico depurado, inspirada en el mentor del apodo Gustavo Adolfo Ballas, al que admiraba profundamente, fue la credencial que mostró desde su debut en el campo rentado, que lo llevó a convertirse rápidamente en una gran promesa del boxeo misionero casi afines de los 80.

Tras debutar como profesional frente a Cirilo Coronel, obtuvo una serie importante de victorias, que lo llevaron a pelear por el título argentino frente a Roberto Morán, con el que perdió por puntos en fallo dividido, en agosto de 1990. Tuvo como representante al reconocido promotor Osvaldo Rivero, quien le abrió la puerta para combatir en varias ciudades argentinas, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, España, Italia, Portugal y Sudáfrica.

DERECHA EN PUNTA. Rodríguez lanza el golpe y Cirilo Coronel lo esquiva.

“Todos confiaban en mí. Pero mi irresponsabilidad y mi falta de profesionalismo, por la que no culpo a nadie, me privó de conseguir cosas más importantes. Recuerdo que (Eugenio) Seró –reconocido e inolvidable preparador físico del deporte misionero- me decía: ‘Vos tenés que estar preparado para pelear ayer, no mañana’”, agregó.

Una vez que abandonó el boxeo, Sergio decidió estudiar periodismo. Gracias a una beca que le otorgó el Instituto de Estudios Superiores Hernando Arias de Saavedra, logró recibirse.

En la actualidad participa, para despuntar el vicio como columnista del programa “Vo no ma Sabé”, que se emite diariamente por FM Estilo 99.5.

 

Los 80’, una década inolvidable

La década del 80 fue prodigiosa para el boxeo de Misiones. Grandes exponentes del “viril deportes de los puños”, la muletilla de moda que utilizaban los comentaristas deportivos de la época para referirse a la actividad, aparecieron en escena, y con ellos los representantes y organizadores de grandes festivales boxísticos, para otorgarle a Posadas una de las plazas importantes en el contexto del boxeo nacional.

Eran tiempos de Federico Oscar Godoy, Rubén Oscar Verdún, Carlos “Pimienta” Nacimiento, Félix Ramón Colman, Ricardo “Chiqui” Rivarola, Luis Alberto Ocampo, César Oscar Pérez, Raúl Argentino López, Julio Abel González, Eladio “Camerún” Gómez, Humberto “Rocky” Galván, entre otros.

A mediados de aquella década, Rodríguez se vino con la familia a Posadas. Su acercamiento al boxeo se dio gracias a un hermano mayor, que practicaba este deporte.

En el antiguo salón que había en el club Brown, detrás de lo que hoy es la cancha de Futsal, funcionaba el gimnasio a cargo de Arsenio “Cheno” Verdún, el padre de Rubén, quien formó a muchísimos jóvenes pugilistas misioneros, en una época en la cual “los narices chatas” soñaban con ser protagonistas en la velada central del mítico Luna Park”.

 

UN ÍCONO. Carlos Irusta, periodista especializado en boxeo, entrevistó al misionero en una de sus tantas presentaciones.

Cerca de los JJOO de Seúl

Uno de los hechos que marcó, tal vez, su destino fue un encuentro que se llevó a cabo en Posadas, en el Polideportivo El Zaimán, en donde el equipo argentino de boxeo, que se preparaba para los Juegos Olímpico de Seúl (Corea) enfrentó a púgiles locales.

Tras cinco peleas previas perdidas por los representantes misioneros, “Ballitas” enfrentó al avezado Sergio Liendo al que venció claramente por puntos. Este triunfo le abrió la puerta para que la Federación Argentina de Box lo tuviera en cuenta para Seúl, pues Liendo, se bajó de la delegación por una hepatitis, pero la convocatoria no se concretó, pese al sondeo de la FAB.

Con el correr de los minutos en la charla con EL DEPOR en Radio, Ballitas recordó que una de sus derrotas: “Una de las peleas que me compliqué sólo fue con el ‘Indio’ Azuaga, acá en Posadas. Hasta que estuve bien físicamente la venía ganando con claridad. Incluso pensaba interiormente que a ‘éste lo tengo que sacar antes del quinto porque la gente se va a dar cuenta que era muy paquete’. Ese era mi pensamiento. Pero él me aguantó hasta ahí, me cansé, me ahogué y me pasó por arriba. Yo no estaba entrenado, creía que era canchero. Me dio una paliza (se ríe)”.

Con la humildad y la sinceridad de siempre, “Ballitas” no dramatizó respecto a lo que le pasó en su larga carrera como boxeador profesional, cuyo techo se lo puso él mismo, pero que lo convirtió en un campeón de la vida, en la

que su familia es su legado más preciado.

“Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”, dice el tema de Lito Nebbia, que también merece ser contada.

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