Aconsejan cuidar “hasta la última gota”, porque la actual bajante de los ríos no se resolverá a corto plazo


INÉDITO EN ABRIL. “La situación no se va a resolver en un mes”.

“Esta situación es inaudita, extrema y absolutamente desafiante para todos”. Así definió el ingeniero Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), la bajante extraordinaria que se registra en los últimos meses en las cuencas de los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay.

Es que si bien “no me suele gustar hablar de situaciones ‘históricas’ o ‘inéditas’, porque siempre que ocurre algo extraordinario lo primero que se piensa es ‘esto no pasó nunca’, y lo más probable es que sí haya sucedido antes, en este caso hay que reconocer que en un paneo de toda la Cuenca del Plata (a la que pertenecen los tres ríos mencionados y también el Paraguay, que vive un panorama similar), una seca como esta no se dio nunca en los registros de los últimos 37 años”.

Además, en entrevista con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, planteó que “la última situación medianamente similar fue en diciembre de 1971, pero hoy la estamos superando”, aclaró. Y “si nos concentramos en todos los registros históricos del mes de abril, no se dio en todo el siglo XX una situación de esta gravedad”.

“Por tercer año consecutivo no tenemos la crecida estacional del río Paraná habitual en verano y ya casi no recordamos cuándo fue la ultima creciente fuerte en el río Iguazú, que ahora tiene su cuenca casi seca, con embalses en valores mínimos que no se dan desde hace años y que prácticamente no tienen antecedentes en ningún mes de abril”, describió.

 

Complica consumo… y transporte

Lógicamente, las consecuencias más graves de esta pronunciada sequía se dan -según Borús- “en las tomas de agua, empezando por Puerto Iguazú pero en todas las localidades que tienen alguna toma sobre el Paraná, el Paraguay o el Uruguay están teniendo graves dificultades para la captación” de vital líquido, por lo que “enfáticamente recomendamos a la población cuidar hasta la última gota. En los estados (brasileños) Paraná y Rio Grande do Sul el racionamiento ya empezó hace mucho y es una situación que se va a generalizar” en toda la cuenca, aventuró.

“Teniendo en cuenta además que, si la situación actual es grave, la perspectiva para adelante no es buena: estamos en pleno otoño y el horizonte meteorológico está indicando que no vamos a tener lluvias de acá a siete o nueve días, así que no es algo que se vaya a resolver en el próximo mes”, sentenció.

Borús planteó complicaciones adicionales por esta bajante de los ríos, especialmente “las posibilidades de incendios en el Delta este otoño y la innavegabilidad fluvial en un momento donde sale el grueso de la cosecha” en el núcleo productivo de la Cuenca del Plata.

Por último, desmintió que las represas hidroeléctricas brasileñas sobre el río Iguazú sean “culpables” de la bajante y -bien al contrario- aseguró que “si hoy tenemos un flujo de entre 270 y 280 metros cúbicos por segundo en las Cataratas, tendríamos mucho menos si no estuvieran los seis embalses aguas arriba”.

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