“Canción Animal fue como un golpe de nocaut”


Hace 30 años apareció envuelto en un fuego sagrado “Canción Animal”, un disco que significó un hito en la historia de Soda Stereo y que se convirtió en referencia revolucionaria para varias generaciones de artistas en diferentes partes del mundo.

En junio de 1990, Soda Stereo se instaló en los estudios Criteria para terminar de grabar el álbum. Dos meses después, “Canción Animal” desembarcó en las disquerías. El ingeniero de grabación y mezcla fue Mariano López; mientras que Adrián Taverna, responsable del sonido en vivo de la banda, cuidó el audio de las guitarras durante la grabación junto a Tweety González.

El ingeniero de sonido, Adrián Taverna, fue parte de la gestación del sonido alcanzado por el trío, y testigo de toda la historia de Soda Stereo, acompañándolos en las consolas desde su primer show hasta el último. Lo mismo ocurrió en otra etapa durante la experimentación solista de Gustavo Cerati.

Es considerado el “dueño del sonido del rock argentino”, debido a que además de Soda Stereo y el transitar en solitario de Cerati; trabajó con las mezclas sonoras de bandas y artistas como Virus, Divididos, Sumo, Rata Blanca, Attaque 77, Fricción, Ratones Paranoicos, Leo García, Babasónicos, Horcas, y Skay Beilinson, entre un extenso listado.

 

El camino hacia Soda Stereo

Entrevistado por FM 89.3 Santa María de las Misiones, sobre su primera vez a cargo de una consola durante un recital en vivo, Taverna recordó entre risas que “eso fue hace tanto tiempo, unos 40 años. Yo trabajaba en una empresa de sonido que se llamaba Robertone que fabricaba equipos, instrumentos y demás. Empecé haciendo de asistente al sonidista con Riff. Una noche yo había conectado todo el equipo y cuando empezó el primer tema, mi mentor me dijo ‘voy al baño, quédate acá y ahora vengo’, no volvió más y me dejó en soledad para hacer el sonido de ese recital completo. Fue como una linda manera de cederme la posta, tenía un susto increíble pero salí adelante”.

Así, con sus primeros pasos entre cableado y técnicas de microfoneo, fue acrecentando su cúmulo de músicos que lo buscaban para encarar una presentación o un proyecto. “No sé si fui avanzando por recomendaciones o porque se querían deshacer de mí”, recuerda y ríe, mientras agrega: “Pero en principio, empecé con Riff en los 80 y luego conocí a Virus con la presentación del álbum Agujero Interior, las dos bandas estaban con la misma productora. Y a esa misma productora se incorporó Soda Stereo, así que hubo un tiempo en el que trabajaba con las tres bandas a la vez, me acomodaban los shows de alguna manera aunque era una locura para poder cumplir con todo”.

“Con Gustavo (Cerati) aparte de la recomendación que traía, nos pasó que vivíamos cerca. Aunque no nos conocíamos personalmente, por amigos en común yo sabía de él. Empezamos a visitarnos, a escuchar música, y comenzó nuestra amistad aparte de la cuestión profesional”, rememoró.

“Cuando lo conocí a Gustavo yo ya era profesional, había hecho trabajos en Obras y tenía más de 200 shows encima, y Soda todavía no tenía discos. Gustavo tenía una curiosidad latente, estaba en su búsqueda, él sabía que no era solamente ponerse a tocar el instrumento sino que también tenía que darle mucha importancia al sonido. Nos pasábamos escuchando música, es extraño decirlo así porque ahora ya está en desuso juntarse a escuchar música. Tratábamos de investigar y descubrir, recordemos que en esa época no había Internet, costaba acceder a la información, recién estábamos saliendo de la dictadura con lo cual todavía estaba todo muy restringido. Teníamos esa pasión de querer medirnos con lo que pasaba en otras partes del mundo, y eso nos llevó a estudiar, por decirlo de alguna manera, porque no fuimos a ninguna facultad pero sí hacíamos el ejercicio de escuchar y tratar de descubrir cómo se había logrado tal sonido”, apuntó.

En el mismo sentido destacó la importancia de “intercambiar información de lo que entendíamos que decían en algunas revistas americanas, que leíamos mientras escuchábamos música, sobre aparatos y equipos que ni sabíamos que existían”.

“Fue un aprendizaje muy artesanal, muy copado y de otra época. Para mí fue la experiencia más importante de mi vida”, afirmó.

 

La explosión de los conciertos

Dentro de una serie de virtudes marcadas, Soda Stereo se destacó por la magnitud del impacto que logró con su música a lo largo de todo el continente, superando ampliamente las fronteras. Por ello, luego de los primeros éxitos, se hizo común que la banda llene estadios tanto en Buenos Aires, como en Perú, Colombia o Miami, por nombrar solamente algunos puntos territoriales cubiertos por su arte. Así, para millones de latinoamericanos sus canciones se volvieron himnos generacionales.

En relación a la masividad de los conciertos, Taverna comentó: “Con Soda lo único que teníamos que hacer era salir a tocar, siempre nos divertíamos mucho, pero también lo tomábamos con mucha responsabilidad, era nuestro trabajo. De esa cuestión casi juvenil y hasta adolescente pasamos a ser una banda mega profesional, y de tocar en barcitos, discotecas, llenamos estadios cerrados y de fútbol. Fue un proceso con una exigencia cada vez mayor y mucha pasión por lo que hacíamos. Nunca sentíamos que habíamos llegado, no nos conformábamos, siempre se buscaba algo más, y eso no era sólo por la cantidad de público que crecía sino también por cómo Soda quería sonar, cómo se querían ver, las puestas del escenario, luces, toda la estética también siempre fue algo importante para la banda. Todo lo tomábamos muy en serio. Los ensayos eran de lunes a lunes, de 8 a 10 horas de duración, para preparar una gira, o la presentación de un disco, y el objetivo desde un principio era tocar en la mayor cantidad de lugares que se pueda”.

 

Canciones animales entre caníbales

“‘Canción Animal’ es el disco más importante en la historia de Soda Stereo, mi trabajo fue fundamentalmente grabar las guitarras y acompañar en la producción. Es un disco icónico por varios motivos, se logró lo que queríamos en el momento justo. Ya éramos una banda conocida en Latinoamérica pero ese fue el álbum que empujó a que muchos otros músicos tengan ganas de formar sus bandas, fue como un abrir de cabezas para mucha gente que por ahí todavía no estaba muy convencida de Soda. Ese disco fue como el golpe de ‘nocaut’. Y estuvimos dos años girando con ‘Canción Animal’, lo cual no era algo habitual. En Argentina hicimos 40 shows recorriendo todo el país”, subrayó el ingeniero de sonido.

 

Estudios, soportes y obsesión

Taverna también reconoció que durante su búsqueda de crecer profesionalmente sentía diferencias entre la adrenalina que le requería hacerse cargo de la consola en un recital en vivo contrastando con la asfixia que lo afectaba en el encierro de un estudio de grabación.

“Al principio no me gustaba estar encerrado, no soportaba el encierro de los estudios o estar tantas horas en un mismo lugar. A mí siempre me gustó el vivo, moverme de un lado al otro, estar en contacto con la gente. Después de muchos años empecé a grabar en estudios, eso fue a fines de los 80, pero trataba de hacer cosas muy cortas, producciones pequeñas, y luego le fui agarrando el gusto y comencé a producir y grabar discos”, resaltó.

Ante la consulta sobre las virtudes y defectos de los diferentes soportes sonoros y la opción a la que recurre cuando puede hacer una pausa y escuchar un álbum en su casa, contó: “A mí me gusta el vinilo pero es un formato incómodo, porque si te ponés cómodo para escuchar a los 20 minutos necesitás levantarte para darlo vuelta. Soy bastante vago para eso. Pero si necesito apreciar la calidad de audio, el vinilo es el mejor soporte. También suelo escuchar mucho el CD, sino apelo al MP3, mi preferencia va en ese orden”.

El costado perfeccionista de la profesión también lo complica al momento de presenciar, como parte del público general, la actuación de determinados artistas de su preferencia. Por eso, aceptó: “En esos momentos soy insoportable. Tengo una visión y una deformación profesional, porque uno no termina de relajarse nunca. Voy a ver algo que me gusta pero cuando empiezo a escucharlo pienso en las modificaciones que le haría, yo pondría más tal cosa o está muy fuerte el hi-hat, cosas así. Mi cabeza es insoportable en ese momento. Decía que es una deformación profesional porque pasa cuando uno lo hace, que está tomando las decisiones en la consola, ahí también se está haciendo sus cuestionamientos, es una cosa muy loca porque tenés que estar revisando mentalmente todo el tiempo la mezcla que estás haciendo y también dejarte un espacio para el gozo, para pasarla bien sino es una tortura”.

 

Saber usar las herramientas disponibles

Por otro lado, a modo de recomendaciones para todo aquel que desea adentrarse al mundo de la ingeniería de sonido, Taverna hizo referencia a la importancia de la amplitud musical que debe tener un profesional y la inteligencia justa para saber utilizar los recursos en el momento indicado.

“No creo en la gente que dice que escucha de todo porque eso es imposible y considero que se debe tener ciertos criterios. Yo escucho música muy variada de estilos diferentes y de ahí elijo qué me gusta y qué no, o qué puedo aprender y aplicar de algún estilo musical en otras cosas o si me toca hacer algo dentro de ese mismo estilo”, remarcó y añadió: “Dicen que el saber no ocupa lugar, por eso cuanta más información y data tengas en lo musical es mejor”.

“Me ha pasado con el unplugged de MTV de Soda Stereo, sobre los arreglos musicales ya veníamos previamente haciendo la gira con cello y violín, y me dicen ‘ahora vamos a agregar un oboe’, y yo no sabía ni qué era, no sabía la forma que tenía el instrumento, si era de cuerda o viento. Ahí entendí que debía ampliar mis conocimientos en cuanto a instrumentos que yo desconocía, cómo microfonearlos y demás. Hay que estar preparado para todo, hay cosas que uno no sabe cuándo lo va a aplicar pero que hay que conocerlas. El reconocimiento auditivo de qué lugar ocupa ese instrumento ayuda en el trabajo final”, subrayó.

Finalmente en relación a las inversiones que debe hacer alguien para equiparse en el armado de un proyecto propio, sentenció: “Yo digo que te podés comprar el mejor micrófono pero si no lo sabés usar es lo mismo que te compres un balero. Por eso, lo que siempre recomiendo es que sepas usar bien tus herramientas, por más modestas que sean hay que prestarle atención para sacarle el mejor resultado posible. Si tenés 10 micrófonos debes saber elegir bien para qué usar cada uno con una determinada banda. Ese tipo de decisiones son las que hacen que puedas sacarle jugo a lo que tenés y es con lo que se aprende realmente”.

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