“Nos tenemos que acostumbrar a cambios bruscos: bajantes y grandes crecientes”


 

La significativa bajante del río Paraná y la pronunciada sequía que no se daba por lo menos hace alrededor de medio siglo y que afecta a toda la Mesopotamia Argentina, incluido Buenos Aires, y gran parte de Paraguay y el Sur de Brasil, ya debería ser un tema de Estado. Varios ambientalistas, ONGs, y expertos internacionales han salido a advertir y dar a conocer de las catastróficas consecuencias que traerá este impacto ambiental.

 

Al respecto, este miércoles la FM 89.3 Santa María de las Misionesdialogó con el ingeniero Juan Borús, quién es el actual subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), que también desde hace mucho tiempo se muestra preocupado y varias veces dio “voces de alarma” ante esta situación dramática que vive el “Pariente del Mar”, tal cual se lo conoce al río Paraná.

 

Por ello no dudo en remarcar que “esta bajante del río Paraná es realmente histórica y extraordinaria, estamos en un escenario que no se daba por lo menos en los últimos 50 años y vamos camino a reeditar un escenario que se dio 80 años atrás. Estamos ante un estado de bajante del río Paraná, el cual no ha terminado, y responde a una sequía que estamos sufriendo de manera regional, no solo en Argentina, sino también en Brasil y Paraguay”.

 

Además, recordó que “se ha intensificado esta sequía en su consecuencia lógica debido a la disminución del caudal hacia el río y por lo tanto la bajante fluvial que es por demás evidente”.

 

 

Al ser consultado sobre el impacto, contó que “las áreas urbanas que están asentadas a la vera del río Paraná están teniendo problema para la captación de agua para el consumo humano. Ese impacto social ya lo venimos advirtiendo desde marzo de 2020 y actualmente estamos aún peor que en marzo del año pasado, con el agregado de una perspectiva hidro-climática regional muy desfavorable. Así que vamos a continuar en esta situación”.

 

Con este acuciante problema social, sanitario y humano a la vista y con perspectivas nada favorables para los meses siguientes, se le consultó a Borús cual sería la solución a este problema y el profesional del INA respondió que “una de las soluciones sería sin lugar a dudas la lluvia. Pero no en cualquier lado: se necesitaría que las lluvias cayesen sobre Misiones y puntos aledaños, el Este de Paraguay, la cuenca de aporte directo a Itaipú, toda la cuenca del río Iguazú. Además tendría que llover medianamente por demás de lo normal en los siguientes meses para poder tener una mejora sensible”.

 

Aclaró que nada de esto “está a la vista y no hay perspectivas de que eso vaya a ocurrir, por lo cual las predicciones no son para nada favorables”.

 

Por otra parte, al ser consultado si en caso de que llegara una mejora la población tendría que acostumbrarse a vivir con similares situaciones en el futuro, Borús reseñó que “a lo que nos tenemos que acostumbrar es a los grandes cambios. A los cambios bruscos. Es muy probable que en los próximos años se den situaciones similares de bajante y sequía, pero así también se intercalen con las grandes crecientes”.

 

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