“Un país más igualitario y justo se basa en la distribución”


“Hay una inflación estructural en Argentina”

El economista (MBA de la Universidad de Harvard, EEUU), José Piñeiro Iñiguez dialogó con el programa “Primera Plana” que se emite por la FM 89.3 Santa María de las Misiones e hizo un análisis de la actualidad económica del país, repasando las diferentes medidas anunciadas por el Gobierno nacional y evidenció que existe un problema de distribución de riquezas como eje principal de los distintos flagelos.

“La movilidad social ascendente era el carácter distintivo que tenía Argentina respecto del resto de los países. Existía una gran franja del medio, que era la clase media. Estos eran la escalera del crecimiento. Esto fue lo que hizo crecer a Estados Unidos con el New Deal. El plan fue impulsar una movilidad social ascendente y esto fue protegiendo a los empresarios para que pudieran tener una renta genuina producto de su trabajo y a los trabajadores para que tuvieran sus derechos sociales. Estas dos cosas pueden convivir pero en Argentina dejaron de hacerlo”, analizó el especialista.

“Argentina antes era un país en el que esto ocurría durante las décadas del ‘40, ‘50 y ‘60. Era un país pujante, con una industria creciente, el sector agroexportador tenía un gran poder y había una gran clase trabajadora que tenía aspiraciones de crecer. Esto ha desaparecido”, advirtió.

“Un país más igualitario y justo se basa en la distribución de sus riquezas”, sentenció Piñeiro Iñiguez.

 

Otorgar bonos, ¿Es una medida acertada?

El “plan platita”, como lo denominó alguien del Gobierno, tiene distintas aristas. Para pelearle a la inflación, la gente necesita evidentemente ganar dinero y lo lógico para eso sería tener trabajo.

Actualmente Argentina no tiene el nivel de trabajo genuino que necesita con un nivel de pobreza en torno al 40%. Tenes un problema de cuello de botella entre la generación de trabajo y la generación de dinero que la gente necesita para el consumo y sobre todo con precios de los alimentos que crecen al 8% mensual.

Ante esta situación, el Gobierno recurre a generar un nuevo plan de asistencia y no es bueno que los países recurran a esta estrategia porque agrandan el gasto público y esa situación de alguna forma hay que pagarla, antes o después. En este momento se está pagando vía la inflación.

Ahora, tampoco es bueno que nosotros dejemos tirados en la calle a un 40% de la población que es pobre y un 18% que es indigente.
Argentina tenía algo diferencial respecto de los otros países que era la movilidad social ascendente. Yo era pobre y, a través de mi trabajo tenía una esperanza real y cumplible de que mis hijos pudieran ser profesionales y que mis nietos quizás, fueran empresarios PyME.
La movilidad social ascendente era el carácter distintivo que tenía Argentina respecto del resto de los países. Existía una gran franja del medio, que era la clase media. Estos eran la escalera del crecimiento.

 

¿Esta situación es el resultado de un proceso?

Con el regreso de la democracia en 1983, el Estado se dio cuenta que había pobres y se necesitaba hacer asistencia. En ese momento nacieron las Cajas Pan y 850.000 personas accedían a las mismas. Después vino el expresidente Carlos Menem, quien fue un símbolo del fracaso argentino. En su mandato se destruyó la industria y desapareció la esperanza de la fábrica y de la PyME a través del reemplazo por productos importados.

Se cometió la locura de salir de las empresas del Estado, de cerrar ferrocarriles. Dejamos de tener transporte y llegadas a los pueblos del interior. Se privatizó YPF y no tuvimos independencia de la energía.

Argentina también puso el correo en manos privadas mientras a ningún país se le hubiera ocurrido semejante locura. Incluso, sin saber el papel fundamental de este servicio para las compras por Internet.
Todas estas cosas trajeron el fracaso, la mediocridad y la ruptura de esta franja del medio que representaba la movilidad social ascendente.
Después, posterior a la crisis del 2001, asume Eduardo Duhalde y se creó el plan Jefes y Jefas de Hogar con 2.000.000 de beneficiarios, eso ya era una completa locura.

Actualmente, ese número hay que multiplicarlo por diez o más. Argentina tiene vigente 182 planes, cuando antes tenía 1 y hay casi 25.000.000 de personas que acceden a alguno de estos programas. Esto no es lógico que pase y quiere decir que no es la solución. No se puede generar gasto porque se traduce en inflación y eso lo que hace es generar más pobreza.

Argentina tiene que encontrar y eso lleva tiempo, una forma de canjear planes por trabajo. Si creas empleo, eso genera salario y el salario es un desarrollador de riqueza. Argentina genera un montón de riquezas, es un país que se ubica de la media hacia arriba pero, su problema es la distribución.

La movilidad social ascendente desapareció pero, no desapareció la generación de riqueza. Esto pasó a estar en manos de muy pocas personas que tienen altas tasas de acumulación y hay un montón de otras personas que estaban en la clase media y se fueron cayendo a la olla de la pobreza. Estos son más o menos pobres, pero todos lo son.

 

¿Crees en aquellos que en modo de campaña dicen tener la solución?

No existe la varita mágica y nadie, ni este Presidente ni cualquiera de los que venga podría cumplir la promesa de bajar los planes sociales. No se puede de un día para el otro pasar de 25.000.000 de personas a 20.000.000 o 15.000.000. Esas millones de personas que dejarían de cobrar del Estado no podrían pasar a un privado porque no están funcionando los canales que transforman la generación de riquezas en empleo.

El deterioro de Argentina no fue de un día para el otro. Fueron diversas presidencias que fueron actuando y produciendo pobres. El país fue generando riquezas y paralelamente avanzaba la pobreza, es un caso atípico.

 

¿Por dónde hay que buscar la salida?

En medio de todo esto está la educación y esta es la clave de la historia. Vos para generar trabajo genuino, tenés que tener determinado nivel de preparación.

Podemos poner el ejemplo de Toyota. Las automotrices están trabajando bien y es un reflejo de la generación de riqueza. La gente busca invertir sus pesos y esperan dos años para la entrega de la camioneta. ¿Por qué la fábrica no abre otra planta para producir más? Porque no tiene gente calificada para llevar adelante ese trabajo y eso pasa porque falta educación.

La educación se fue perdiendo en función de obtener las dádivas y porque los gobernantes dejaron de hacer foco en ese punto. Invertir en educación es pensar a mediano y largo plazo. No capta votos pero es básica para el crecimiento.

Argentina siempre se había distinguido por tener una educación pública de excelencia y por tener una sistema de salud pública también de primer nivel. Esto iba de la mano con la educación. El inmigrante que vino desde lejos, escapando de la pobreza, aspiraba que su hijo tuviera un crecimiento, a través de la educación.

 

Otra vez se habla de un blanqueo: ¿Está bien implementarlo?

Nosotros tuvimos un montón de políticos que lo propusieron, lo llegaron al Congreso y lo aprobaron. Hace algunos años, el exministro de Economía Alfonso Prat-Gay lo hizo y lo lanzó como si fuera una medida brillante.

Ahora, ¿Es justo o injusto? Todos pagamos un montón de impuestos, pero hubo mucha gente, entre ellos políticos que no lo hicieron y fugaron su dinero al exterior. Vino la gestión de Mauricio Macri y le ofreció pagar el 7% del capital, perdonando todo lo demás para atrás, no importa cómo lo obtuvieron.

Se presentaron señores que tenían 120.000 millones de dólares, algo impresionante. Pero, nadie se pregunta cómo esos millonarios pudieron hacer semejante fortuna. Ninguno de ellos salió con una pistola a robar la reserva federal, la generaron y se la llevaron.

Entonces, vino Macri y dijo dame un 7% y te perdono el resto y de paso, aunque el Parlamento no lo aprobó, los políticos que por ahí también tenían un par de pesos en negro, incluyeron a sus familiares. Es una locura sólo de pensarlo, es un robo colectivo a toda la gente que no tiene ningún tipo de decisión y son todos los que están en la franja de abajo.

Ese grado de locura que Argentina cometió lo hace la gente que tiene poder, que accede al mismo de la mano de un empresario. Y esa mano empresarial, viene a realizar un negocio para que sus riquezas no caigan.

 

¿Es una estrategia de los grupos de poder?

Es una inversión para un empresario tener un político amigo que le vote cosas. Seguramente gana más dinero con este tipo de cuestiones que poniendo una fábrica nueva. Así se distorsiona el rol del político, del empresario y ni hablar el de la persona que trabaja un montón y sigue siendo cada vez más pobre. Estas cosas no le sirven a nadie y sin embargo pasan muy seguido.

Ahora hablamos de riqueza inesperada y de blanqueo pero, todas estas cosas afectan solamente a los que están arriba de la línea de distribución. Ninguna impacta sobre aquellas personas que están en la pobreza. ¿Vos viste a algunos de los políticos prometer líneas de educación para que las generaciones futuras puedan acceder a trabajos de calidad y bien remunerados? Nadie habla de eso ni de la forma de cambiar planes por empleo.

No hay manera de crecer si yo no reemplazo planes por trabajo y esos trabajos vienen de la mano de la educación hacia el futuro. No te hablo ni de impuestos ni de algo parecido. Argentina necesita ordenarse, con políticos coherentes y correctos… ¿Hay de esos?

 

¿Cómo impacta todo esto en la Inflación?

Los precios no son decisiones de una persona que se levanta a la mañana y decide remarcar. Son un problema de oferta y demanda. Claramente existe una demanda de producto por el exceso de dinero que circula en la población y lo que nadie quiere es el dinero. La mayoría busca salir de ese papel y compra cualquier producto.

Del otro lado existe un empresario que no tiene ningún interés en subir la producción porque no quiere invertir. Argentina es un país de riesgo y tampoco se consigue gente capacitada para poder expandirse. La producción se mantiene estática y está a tope, más de esto no se puede.

La inflación crece muy rápido cuando este proceso aumenta su velocidad y esto no se para cuando un Presidente sale a declararle la guerra. Ahora, ¿Se ve a algún político decirle a un empresario que debe producir el doble…?

Argentina tiene inflación estructural producto de cómo generó su cadena de producción. Solucionarlo requiere de mucho tiempo, mucho esfuerzo y de políticos acordes que quieran hacer las cosas de otra manera. No se arregla con milagros, se arregla con un plan y profesionalismo.

 


 

¿Se cuenta con la gente adecuada?

Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, es el dueño de los precios y lleva tres años en el Gobierno sin aportar ninguna solución. El funcionario dice que en el futuro va a haber una, el futuro ya pasó y lo único que sabemos es que durante todo este tiempo generamos una inflación ascendente.

Nos asustamos con el 6,7% de marzo, pero ya sabemos que en abril va a ser más de 5% y así sucesivamente. Esto ya está, es la inflación que sabemos tiene Argentina.

Si se quiere corregir el problema, se debe pensar en el tercer trimestre del año o quizás en el principio de 2023. Pero, ninguno de los funcionarios lo hace porque son parte del problema, no son parte de la solución. Son los mediocres intelectuales que nos llevaron hasta este punto. No tienen ni la menor idea de lo que están hablando.

Ninguno de los funcionarios pasó por la parte privada y fue exitoso. Son hijos del sistema público argentino desde hace muchos años. Lo único que cambian es la silla y tienen todas las prerrogativas que traen de la mano. Dan créditos, subsidios, firman papeles y demás, lo vemos todos los días.

 

En medio de todo esto está el nuevo acuerdo con el FMI: ¿Fue acertado?

Argentina firmó un acuerdo lógico porque nos sacó del problema, quedaron todos contentos, pero más felices el FMI que nosotros. El país tiene una deuda que no iba a pagar y nunca lo va a hacer. Ellos conservaron su trabajo, postergaron las cosas para dentro de tres o cuatro años y después vemos qué pasa.

La realidad es que habrá que negociar dentro de tres o cuatro meses. Esto ya lo hizo Macri cuando firmó por 57 mil millones de dólares. Era tan ilógico lo que acordó que hubo que hacer un segundo compromiso con el FMI.

Ahora, esto que firmó el Gobierno es impagable hacia adelante porque, entre otras cosas, las condiciones han cambiado todas. Hoy por hoy hay otras prioridades pero, para que esto quede todo más o menos formal, habrá que firmar otro papel y es postergar siempre lo que es inviable en la realidad.

Sería más fácil decir, estos 57 mil millones de dólares, que llegaron mediante un papel contable y se fugaron del país, hay alguien que tendrá que pagarlo. Este Presidente no supo solucionarlo y mucho menos comunicarlo. El ministro de Economía, Martín Guzmán llegó a una solución, que es discutible, pero se lo explicó mal a la gente y eso es responsabilidad absoluta de Alberto Fernández.

 

¿Por qué pasa esto?

El mandatario, entre otras cosas, tampoco sabe de lo que está hablando. No sabe cómo se originó la deuda y tampoco de qué manera solucionarlo. No hay salida, Argentina no tiene capacidad de repago para afrontar eso. Es más fácil poner blanco sobre negro y plantear que si se hace frente en el corto plazo, lo que generaría es más pobreza, algo que el país no soporta más.

No se arregla con mayor endeudamiento y sí con mayor inversión, que viene de la mano del trabajo y la educación, hay un montón de cosas que son prioritarias antes que pagar la deuda al Fondo Monetario Internacional.

Si quiero tener un futuro, tengo que generarlo hoy. Si vos no sembras hoy riqueza y educación, en el futuro te van a llegar más pobres, personas sin trabajo y más problemas de distribución. Habrá muchos pobres cada vez más pobres y pocos ricos cada vez más ricos.

Sin educación no hay empleo, sin empleo no hay riqueza y sin riqueza no hay nada para distribuir. Así el pobre va a seguir siendo más pobre. Un país más igualitario y justo se basa en la distribución y la lógica es que el rico sea un poco menos rico y haya menos cantidad de pobres.
Los políticos deben recuperar el concepto de la movilidad social ascendente y esto es que la gente tenga esperanza.

Lo que Argentina necesita, seguramente no ocurra con estos políticos. Todos los que están hoy ya se probaron en algún momento y todos fueron artífices del fracaso y la mediocridad que sufrió el país.

 

New Deal: las claves del resurgimiento estadounidense

El New Deal fue un programa de política económica puesto en marcha por el presidente de Estados Unidos, Roosevelt, en 1933, que tenía como objetivo luchar contra los efectos de la gran depresión en el país.

Se trató de un programa de políticas intervencionistas y por tanto, el Estado desarrolló un papel esencial en el New Deal. Roosevelt creía que si el Estado no intervenía, se corría el riesgo de que la situación empeorase. En concreto, por un lado, tenía miedo de que se dieran episodios deflacionarios (bajadas sostenidas del nivel de precios) debido a que, la población al ver disminuida su capacidad adquisitiva, no podría comprar todos los bienes disponibles en el mercado, así que habría un exceso de oferta que llevaría a una bajada de precios.

Por otro lado, estaba seguro de que si no se hacía frente a la situación desde el Estado habría aumentos de la tasa de desempleo.

Las políticas del New deal fueron dirigidas a cumplir dos objetivos principales: Reactivar la economía por medio del consumo y de la inversión: para ello, aumentó el gasto público, principalmente a través de la industria, potenciando las inversiones. Además, pusieron en marcha multitud de proyectos de obras públicas, lo cual dio empleo a millones de trabajadores.

Establecer controles bancarios para evitar otra crisis como la del 29: se exigió un aumento de las reservas de los bancos para garantizar su solvencia.

Pero además de actuar en el ámbito económico, en el ámbito social, también intervino el Estado aplicando diversas políticas: Se regularon las relaciones entre empresarios y empleados, estableciendo un salario mínimo y una jornada horaria máxima. El salario mínimo, junto con la disminución del desempleo, hizo que los trabajadores tuvieran mayor poder adquisitivo, lo cual tuvo un efecto positivo en la demanda de bienes y servicios del país.

Se creó además el primer seguro de desempleo y de pensiones (Social security act), que tenía como objetivo disminuir las desigualdades sociales.

 

Dólar: el país no logra aprovechar el veranito financiero

El economista se tomó unos momentos para analizar la cotización del dólar.

“Hay una cuestión estacional y estos meses en Argentina deberían ser los del dólar aletargado. Hay un ingreso producto de la cosecha y provoca un verano financiero en el país. A pesar de esto, el poder de compra del Banco Central de esas divisas, es muy poca”, planteó Piñeiro Iñiguez.

“Hoy ves que hay ganancias extraordinarias, el trigo subió 86% en un año y todos los commodities aumentaron su cotización pero, el BCRA no puede atesorar. Quiere decir que hay una fuga de dólares, que suplantan la compra que la entidad puede realizar en cada rueda”, advirtió.

“Lo que hay que pensar es qué va a pasar en septiembre u octubre, cuando ya no estén los dólares de la cosecha y persista la demanda de los importadores para comprar productos”, se preguntó.

De acuerdo a su postura, “en Argentina hay que cerrar el canal importador, que aunque se diga que es poco, en la situación del BCRA es mucho”.

“Argentina por cada dólar que exporta, importa 60 centavos de ese mismo producto. El Gobierno debería generar trabajo, que suplante la compra de productos en el exterior. Hay que pensar en producir algo simple, que nos permita suplantar importaciones y atesorar los dólares”, advirtió.

“Si la economía se mantiene deficitaria o poco superavitaria, el Estado no va a poder financiar la salida de los pobres del lugar en donde están. Hay que generar dólares para ir subsanando, en el corto plazo, el déficit de la gente más necesitada hasta que puedan conseguir un empleo”, cerró Piñeiro Iñiguez.

 

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