El mundo está en alerta por la aparición de un brote de hepatitis aguda de etiología desconocida, que ya se ha presentado en 13 países alrededor del mundo. Si bien esta condición aun no se ha registrado en Latinoamérica, el Ministerio de Salud de Argentina ya emitió el pasado 27 de abril una alerta epidemiológica con el fin de aumenta la vigilancia sanitaria, mientras que la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) también emitió un documento con recomendaciones.
“Una hepatitis, etimológicamente hablando, quiere decir inflamación del hígado, y puede tener muchas causas: inflamatorias, infecciosas, virales, por medicamentos. Las causas de inflamación son muchas, pero en este caso llama la atención que son casos reportados que aparecen en la edad pediátrica, donde muchos de estos pacientes presentan un daño agudo y muy marcado de la función hepática, y lamentablemente algunos de ellos terminan en un trasplante hepático, por el empeoramiento progresivo de su función“, explicó el doctor Gabriel Verón, gastroenterólogo del Hospital de Pediatría de Posadas.
En ese sentido, el especialista señaló que podría tratarse de un nuevo virus o a una mutación de las variantes de hepatitis conocidas. “Se cree que podría ser o estar implicado el adenovirus, que es un virus hepatotropo, es decir que cuando infecta suele comprometer, ya sea las vías respiratorias, tuvo digestivo, o a nivel ocular. Los virus tienen la particularidad de que van mutando constantemente, parecido a lo que sería el virus de la gripe que todos los años va mutando a una cepa nueva“, señaló a FM 89.3 Santa María de las Misiones.
De hecho, según investigan en Europa y Estados Unidos con la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos casos podrían estar asociados con un virus que comúnmente causa gastroenteritis e infección respiratoria: el adenovirus 41 (Ad41). Hasta ahora, no era una causa conocida de hepatitis en chicos sanos, como en estos casos, y con una lesión tan grave como para que un 10% necesite trasplante.
Síntomas y recomendaciones
Hace unos días terminó por descartarse un caso sospechoso de hepatitis grave de origen desconocido que estaba en estudio en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. De esta manera, la región continúa sin reportes de momento. Para Verón, esto puede deberse a que “nosotros recién ahora vamos a empezar la etapa más cruda de los síntomas respiratorios, es decir, otoño e inverno, que es donde suele haber más circulación de estos virus respiratorios”
En este contexto, el especialista recomendó mantener los mismos cuidados que para COVID-19: lavarse las manos, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar y no tocarse los ojos, la nariz y la boca sin antes higienizarse las manos, y recordó la importancia de poner al día las vacunas del calendario que previenen las hepatitis conocidas. “De acuerdo a lo publicado (por la OMS), esta infección se suele transmitir por contacto de secreciones, así que siempre es bueno el lavado de mano, mantener la higiene, y se insta a las familias a completar el esquema de vacunación. Recordemos que en Argentina, la hepatitis A y B son las causas más frecuentes de hepatitis virales en pediatría, pero que esto fueron decayendo gracias a la vacunación que se incluye en el calendario nacional“, comentó.
“Así que volver a insistir y tratar de completar estos carnet de vacunas, sobre todo para dar cobertura a las hepatitis A y B, que son las que pueden ocasionar mayor daño“, dijo.
En cuanto a los síntomas, el doctor señaló que, si bien no existen signos que sean específicos de esta patología, sí aparecen algunas cuestiones que deberían cuanto menos alertar a las familias y a los pedíatras. “Una de esas manifestaciones clínicas generalmente suele ser el dolor abdominal, episodios de diarrea a veces asociado a vómitos. Tener en cuenta que de acuerdo a las publicaciones recientes, la gran mayoría de estos pacientes no suelen tener fiebre, pero si pueden llegar a tener coloración, por ejemplo de la piel o de los ojos a un tono amarillento, que eso también debería hacernos sospechar de que hay un compromiso a nivel hepático“.
“Cuando existe una duda o notamos esos cambios en el niño, deberíamos acercarnos al pediatra de cabecera y él sería el encargado de solicitar unos estudios de laboratorio, dentro de ellos un hepatograma, que nos hablará de la funcionalidad del hígado, de las encimas, si esto está alterado o no. También deberían descartarse otras causas como las hepatitis A, B, C, D y otras patologías o virus que también suelen ser hepatotropos“, continuó.
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