“El Bibliomóvil es un homenaje a Marina, que fue una verdadera guerrera de la vida”


Juana Margarita “Tany” Espíndola de Muntaner es una madre como muchas otras, pero carga sobre sus espaldas con una historia de vida muy dura por la temprana pérdida de su hija Marina. Sin embargo todo ese dolor y por el amor a su pequeña princesa lo transformó en acciones solidarias en favor de otros niños, jóvenes y a sus familias, que atravesaron por el mismo dolor que la que ella vivió en carne propia con su hija.

Parte su historia y la de Graciela, otra madre que también perdió a su hija -a raíz de un cáncer terminal-, se la relató en primera persona a FM 89.3 Santa María de las Misiones. Una alocución imperdible de como nació el Bibliomóvil, donde está, quiénes lo usan y cómo se puede ayudar a alimentarlo y a fortalecerlo, entre otras reseñas de vida que duelen, pero a la vez llenan el alma.

“Marina Muntaner era una joven con todas las ganas de vivir, tuve tres hijas y ella era la del medio. A los 20 años empezó con un problema en una pierna. Era un lunar que nos llamó la atención, por la forma que tenía. Se lo extrajo y se vio que era un melanoma. Un melanoma es un cáncer de piel muy agresivo. Después que se le hicieron los estudios y nos dijeron que todo estaba encapsulado, y que de alguna manera nos quedemos tranquilo”, así comenzó su relato.

“Tras pasar diez años volvió a tener problemas de nuevo. Algunas de esas células encapsuladas, algunas se habían escapado y se habían alojado en los ganglios. Ahí ella tenía 30 años, comenzó una lucha que duró cuatro años. Lucha que incluyeron operaciones, quimioterapias, vacunas y un tratamiento en Buenos Aires que finalmente no dio resultado”, añadió.

Mientras que “el 7 de septiembre de 2011 Marina cumplió 34 años, era contadora se recibió en Posadas; y el 27 de septiembre del mismo año falleció en la capital provincial. La habíamos traído de Buenos Aires, porque ya no había más nada que hacer. Esa es la historia de Marina en cuanto a su enfermedad y parte de lo que fue su vida”.

Al ser consultada como conoció a Virginia Fidelli, Tany explicó: “Ella era una chica que falleció en junio de 2011 tenía 27 años y también murió de cáncer. Yo conocí su historia a través de su mamá que armó una Fundación, la cual se llama ‘Virginia Fidelli, Vidas Felices’. Esta Fundación la hizo con el fin de acompañar a las familias con niños y jóvenes enfermos de cáncer, tras no sentirse acompañada por el sistema de salud en Rosario”.

Para luego agregar que “a la mamá de Virginia la conozco a través de un programa de televisión, más precisamente en el programa de Marcelo Tinelli donde ella envía una carta y el conductor la lee y en la misma contaba lo que ese programa era para su hija, la cual ya estando enferma lo esperaba para entretenerse, divertirse y reirse un rato. Lo mismo significaba para nuestra Marina -2010-2011-“.

 

Asimismo rescató: “Yo me sentí muy identificada con lo que ella decía. En 2012 la conozco personalmente en ese programa, ya que una modelo bailó por el sueño de la Fundación, hasta que perdió. Yo tomé contacto directo con Graciela, la mamá de Virginia. Nos identificamos mucho desde ese dolor de mamá y nació una amistad”.

En otro tramo de la charla y más acá en el tiempo relató que “Luego comencé vendiendo las cucharas y las tacitas de la Fundación como para subsistir; para hacer las actividades con los niños internados. Porque esa es la manera de ayudar a una familia. Uno lo que quiere es que esa persona que está internada se alivie. De los dolores físicos se encargarán los médicos y de los dolores del alma, del corazón, de los sentimientos se encargan los padres, la familia, nosotros. Y para una familia con un niño enfermo verlo entretenido con un juguete, con un libro de cuentos, de pintar y ver la sonrisa es el mayor premio y alegría para una familia en medio de tanto dolor”.

Esta acción solidaria se realizada “a través de la Fundación que acercaba al Hospital juguetes, libros, en fechas especiales como ser: Navidad, Reyes, Día del Niño. Pero un día se les ocurrió una idea brillante. Armar un ‘Bibliomóvil’, una biblioteca móvil que pudiera psar entre las camas y que tenga ruedas”.

Así en 2015 ese Bibliomóvil fue entregado por la Fundación de Graciela a la familia Mountaner para que sea entregado y resguardado donde esta familia lo indicara.

Pero su colocación en un lugar específico no fue nada fácil, según lo relató la propia madre de Marina. “Fue todo una situación realmente encontrar un lugar adecuado para este Bibliomóvil, hasta que surgió el sector de oncología del Hospital Pedíatrico, por lo cual hablamos con la Jefa del Servicio de Hemato-Oncología del Hospital de Pediatría “Doctor Fernando Barreyro” de Posadas, Sandra Borchichi, y ella habló con el Director y nos autorizaron”.

 

Con el agregado de que en el Bibliomóvil, más precisamente en su logo -el cual es un elefante celeste, ya que Virginia coleccionaba elefantes-, dice: “Fundación Virginia Fidelli, Vidas Felices” en Homenaje a Marina Muntaner.

A lo que la madre de Marina contó: “Yo le dije a Graciela que la palabra homenaje es muy grande; es más para un prócer. Entonces ella me dijo algo que significo mucho para mí. Mirá Tany, nuestras hijas fueron unas verdaderas luchadoras y lo hicieron con tal dignidad, que se merecen el homenaje como otros tantos niños y jóvenes”.

Entonces arrancó la colecta para sumar libros desde Rosario a Misiones, donde la ayuda se multipló desde una empresa de colectivos, hasta personas de todos los estratos sociales para llenar de libros ese Bibliomóvil. Una enorme solidaridad a la hora de colaborar.

“El día que lo ibámos a llevar al Hospital al Bibliomóvil vino Graciela a Posadas con su hija Corina y nos encontramos en el Aeropuerto y nos dimos un abrazo enorme. Siempre cuento que ese abrazo me dura hasta ahora. Fue tan fuerte, íntimo. Fue compartir el dolor, pero también la esperanza en cada juguete, en cada libro entregado”.

 

Ya lleva varios años el Bibliomóvil

Tras la entrega del Bibliomóvil, la cual fue muy emocionante, ya que estaba Graciela, Tany, payamédicos, doctores y familiares de los niños y jóvenes internados en el secto de oncología, la mamá de Marina remarcó “Tras esa entrega yo me comprometí que iba a mantener ese Bibliomóvil mientras pudiera y la vida me dejara, que por suerte no me falta”.

 

 

Un año más tarde en 2016, Sandra Borchichi le dijo a Tany que el Bibliomóvil necesita una visita y un recambio; pero con la condición de que no traigan más libros para leer. El motivo es que en dicho sector debe haber una higiene absoluta y para evitar posibles focos de contagio, los libros de lectura se pasaban de mano en mano, sin la correspondiente limpieza o desinfección.

Por ello, a partir de 2016 no se juntaron más libros de cuentos y sí libros para pintar, colorear, junto a lápices de colores, ceras y fibrones. A lo que la mamá de Marina reseñó “Entonces a partir de 2016 y con la recomendación de la doctora Borchichi nuestra colecta se centra todos los años en libros de pintar, lápices, ceritas, fibras, menos tijeras y sacapuntas. Recalcando que sea nuevo, por el tema de los chicos enfermos en dicho sector, en el cual están propensos a infecciones de distinta índole”.

“A cada chico se le entrega un kit de libro para pintar y lápices o ceras. Los cuáles si no lo terminan se lo vuelven a entregar, no se los comparte con nadie más; y la cara de alegría de los niños, como así también de los familiares ese dolor que se está viviendo se aliviana”, resaltó emocionada.

Por último y a modo de reflexión Tany contó a modo de reflexión de cómo darle fuerzas a esos padres que pasaron por la misma situación que ella y la manera de seguir encarando la vida misma. “Primero que nada la pérdida de cualquier persona es importante, dolorosa. La pérdida de los padres, de familiares, amigos; pero la perdida de un hijo es un dolor inconmensurable, no hay forma de explicarlo. Claro que hay distintas formas de reaccionar. Por un lado hay padres que se encierran y se niegan a ser felices, pese a tener otros hijos o familiares. Por otro lado, tenes la otra forma de reaccionar, saliendo adelante, enfrentar la vida y hacer cosas, como lo hizo Graciela o lo hice yo. Pero no se puede decir que una reacción es mejor a la otra. Perder a un hijo es un dolor tan grande donde cada uno a cada día se va juntando en pedacitos.   

 

A tomar nota y ayudar          

Por último Tany volvió a reiterar “a todos los que quieran colaborar y acercar sus donaciones lo pueden hacer en Posadas a la calle Córdoba 1335 4° B, al número celular 3743 50-5733 o bien en Capioví con las señoras “Pochi” de Cibils o Regina Hartmann de Benítez. Esa la manera en que van hacer sonreir a un niño y eso vale mucho”.

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