Pruebas PISA: “Seguimos flojos, más flojos de lo que nos merecemos como país”


“Lo que muestran los resultados preliminares, aunque hay mucho para seguir analizando, es que estamos en la misma situación que en 2018, la misma que en 2012 o 2009. Hace muchos años que estamos en la misma situación con estos resultados”, aseguró sin dudar Irene Kit, presidenta de la ONG “Educación para Todos” tras conocerse ayer el desempeño de la Argentina en la prueba PISA 2022.

En diálogo con el programa “Primera Plana” de FM 89.3 Santa María de las Misiones y Canal 7 “Somos Misiones” de Flow, la exsubsecretaria de Gestión Educativa de la Nación agregó que “estamos lejos del techo, soy una optimista persistente y creo que hay mucha mejora, hay mucho campo para la mejora con un conjunto de decisiones que debemos articular entre los gobiernos, docentes y sociedad civil”.
En las pruebas PISA del año pasado, Argentina retrocedió un punto en matemáticas y quedó en el puesto 66 sobre 81 países; mientras que en lengua, con similar resultado, quedó en el puesto 60 de 81 estados participantes.

El año pasado, 7 de cada 10 estudiantes no lograron niveles básicos en matemática. En lengua, el 54,4% de los estudiantes estuvo por debajo del nivel 2 de desempeño, considerado el mínimo.
Respecto a lengua y ciencias, Irene Kit advirtió que “del otro 50%, un 30 está en el básico y un 19% de los estudiantes están en nivel tres o superior al básico. Seguimos flojos, más flojos de lo que nos merecemos como país y con nuestro desarrollo”.

Como punto positivo, la socióloga y pedagoga destacó: “Debemos reconocer que estos resultados iguales a años anteriores se producen con un gran incremento de estudiantes en la escuela secundaria: entre 2018 y 2022, en la secundaria orientada que es donde se toman estas pruebas PISA, hay un 20% más de estudiantes que cursó gran parte de los últimos años en situación de pandemia. Rescatamos un punto”.

 

Efecto pandemia

Alberto Galarza, presidente del Consejo General de Educación (Foto Archivo)

Una de las miradas que se sumó al análisis desde Misiones fue la del presidente del Consejo General de Educación (CGE), Juan Alberto Galarza, quien, también en diálogo con la radio de PRIMERA EDICIÓN, recordó que las pruebas PISA son de carácter nacional y no está desagregado por jurisdicciones.

“Participaron 457 escuelas (públicas y privadas) y más de14.000 estudiantes aplicaron la prueba”, precisó.

Posteriormente, consideró que “PISA es una mala noticia para los países”  y puso como ejemplo a Finlandia donde llevó a la renuncia de todo el gabinete de educación cuando perdieron el primer puesto.

“Hay un predominio de los países asiáticos, mientras que en América Latina y el Caribe estamos mal”, lamentó, aunque resaltó los casos de Perú y Costa Rica que “han tenido dos buenas performance”.

Para Galarza, este muestreo, que se hizo en septiembre del 2022, dejó al descubierto los efectos que tuvo la pandemia del coronavirus en la educación debido al cierre de las escuelas y, por ende, al abandono de la presencialidad. “Podríamos decir que nosotros estamos dentro de los países que menos se vio afectada”, agregó.

El titular del CGE citó el caso de Misiones en las apruebas Aprender (que lleva adelante el Ministerio de Educación nacional), cuando la provincia retrocedió 24 puntos en lengua y luego pudo recuperar 18 de ellos. Para lograrlo, explicó que la clave estuvo el trabajo articulado y silencioso que hubo con la Nación.

“Se distribuyeron muchos libros. Muchos técnicos y funcionarios de Nación, silenciosamente vinieron a Misiones a recorrer toda la jurisdicción, a tener capacitación con los supervisores primero, con los directores, con los docentes, con los que son responsables de las áreas de lengua”, acotó.

De acuerdo a Galarza, “hay que mirar todo de nuevo lo que está enseñando y el qué se está  enseñando”. “Así como en Misiones apostamos fuertemente a la educación disruptiva, yo creo que también tenemos que apostar fuertemente a la alfabetización inicial. Y ahí, a mediano plazo, vamos a mejorar estos rendimientos”, evaluó.

Además, desestimó que se trate de un problema de estrato social al afirmar que las dificultades educativas alcanzan a la clase alta, media y baja.

“No es un problema solamente del sector de menos recursos. Este es un problema global que tenemos. Entonces, nosotros trabajamos mucho eso, el acompañamiento. Primero que los docentes entiendan los libros y que sepan sacarle el mayor provecho durante una clase o durante un ejercicio a esos libros que están recibiendo. Porque también, a veces se recibe mucha bibliografía. Nosotros vemos las bibliotecas llenas de libros y no es un problema de falta de texto. El tema es comprender el texto, saber qué es lo que nos puede dar ese texto y trabajar consecuentemente”, remarcó.

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