Este jueves 18 de mayo se cumple un año del femicidio de la taxista Claudia Benítez (32), trabajadora y madre, quien fue asesinada a puñaladas y hallada en un pozo de siete metros en la zona de Nemesio Parma, en Posadas.
Por este motivo, y para que se esclarezca la causa, familiares, amigos, compañeros de trabajo y parte de la comunidad marchará mañana para pedir justicia por la trabajadora del volante. La concentración será a las 14.30 en el Mástil de avenidas Mitre y Uruguay.
“La causa está marchando bien, pero va muy lenta, no va de acuerdo a nuestra impotencia, urgencia y bronca que tenemos”, expresó Graciela, una de las hermanas de la mujer obereña.
“Estamos luchando con mis hermanas, vamos a seguir adelante y vamos a seguir hasta el final. Queremos justicia por mi hermana, que no quede impune esto”, dijo aFM 89.3 Santa María de las Misiones.
Además contó que sienten que las quieren callar y apuntó contra “el que le hizo esto a mi hermana”, referido al marido de Benítez, quien está imputado como sospechoso junto a Franco Ramos, condenado a prisión perpetua por el femicidio de Marina Da Silva.
En esa línea, agregó que “no le debe gustar que salgamos a exclamar por lo que le pasó a mi hermana, y obviamente nosotros no nos vamos callar. Tenemos que pedir justicia por mi hermana, es el dolor nuestro, no le deseo a nadie en el mundo esto”.
“Vamos a salir a hablar a los cuatro vientos que esto se tiene que esclarecer, porque a ella le quitaron su vida”, expresó con dolor.
Seguidamente, exhortó a las mujeres que son maltratadas que salgan a hablar, a denunciar, “que no tengan miedo”. Ejemplificó que a Claudia la “cohibían, no podíamos hablar mucho con ella, por eso hoy no quiero que le pase eso a nadie”, dijo.
“Confiamos en el justicia terrenal y divina”
Por otra parte, ante la consulta de si cree en la Justicia, Graciela dijo que “sí creo, porque Dios nos dio una mano con este juez (de Instrucción Nº 7) el doctor Mattos y él está encaminando esto, estamos confiados en él y seguimos confiando que esto se va a esclarecer, pero obvio que tarda. Vamos a esperar con confianza y estamos con fuerza”, expresó.
Por último, dijo que esperan que el juicio por el femicidio de Claudia se haga para saber quién hizo esto. “Confío mucho en la justicia terrenal y divina”, dijo.
“¿Quién le quitó la vida a mi hermana Claudia?, Obviamente lo queremos saber. ¿Por qué le hicieron eso?, ¿por qué tanta crueldad, tanta maldad hacia ella?, Pedimos justicia por el dolor de nosotras, de mis hermanas y de mis sobrinos. Nadie sabe el dolor que se siente que te arrebaten a una hermana”.
El crimen
La obereña Claudia Elizabeth Benítez fue ultimada a puñaladas en el cuello y arrojada en un pozo de siete metros de profundidad en una propiedad abandonada del paraje Nemesio Parma, detrás del Parque Industrial. Su cuerpo fue hallado un día después de reportada su desaparición.
Su ausencia fue denunciada el martes 17 de mayo, e incluso quedó registrado el último mensaje que Claudia Benítez envió a sus compañeros de trabajo. Fue desde su celular pero de texto, cuando habitualmente saludaba al iniciar la jornada con un mensaje de audio deseando un buen día para todos sus compañeros. Este último mensaje aseguraba que viajaba hacia Nemesio Parma a buscar tres pasajeros, entre las 6 y 7 de ese martes.
Pasadas las 8 se confirmó que sobre la avenida terrada Del Té, en el ingreso al complejo habitacional de Nemesio Parma y a 600 metros del acceso a una cantera de piedra de una empresa constructora, fue hallado totalmente reducido a metales, plásticos y caucho calcinados el Chevrolet Corsa Classic propiedad de Benítez y su herramienta de trabajo. El silencio y búsqueda se mantuvieron hasta el mediodía en que fue notificado el juez Mattos, sobre el fuego y la ausencia de la obereña.
Ese punto es frente a la construcción abandonada y al pozo de agua donde al día siguiente, es decir el miércoles 18 de mayo a las 9, fue hallada sin vida la taxista. A partir de entonces surgió el primer sospechoso: su pareja. Cuando intervinieron los bomberos de la fuerza de seguridad el fuego ya había arrasado el Corsa por lo que recoger evidencia o elementos que pudieran servir para la investigación fue en vano.
Las pericias y rastreo del teléfono celular de la víctima fueron claves para llegar al segundo implicado: Franco Jesús Ramos. En tanto que manchas que serían de sangre en un calzado y antecedentes por violencia de género, fueron cerrando el círculo sobre el otro implicado, quien era concubino de la mujer.
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