Dormir poco y mal tiene un alto impacto a corto y mediano plazo


ETAPAS. Se recomienda que un adolescente duerma entre 8 y 10 horas, un adulto entre 7 y 9 horas.

 

Al dormir poco y mal no sólo parecemos zombis mal dormidos sino que, si se prolonga en el tiempo, nos enfermamos. Esto es así porque “el reloj biológico interno marca mucho más que la hora de irse a dormir: también regula el sistema inmune, la digestión, la temperatura corporal, la presión arterial, el funcionamiento de los riñones, la frecuencia cardíaca y los ritmos de ovulación cada 28 días. La literatura científica acumula evidencia sobre la relación entre la disfunción del reloj biológico y la susceptibilidad al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, infecciones y obesidad”, explicó la bióloga, jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento del Instituto Leloir, investigadora del CONICET y la primera científica argentina en ser incorporada a la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO), María Fernanda Ceriani.

La investigadora, referente en el país sobre el sueño, habló con FM 89.3 Santa María de las Misiones, la radio de PRIMERA EDICIÓN, sobre la aplicación “Mi reloj interno” que está disponible en forma gratuita en Play Store y que permite al usuario no sólo conocer sobre el estado de su reloj interno sino también recibir una serie de tips y recomendaciones sobre qué cosas modificar para ir acercándose al ideal.

 

App gratuita

“El estado actual tiene forma de semáforo y, en función de la información que carga cada usuario, si duerme demasiado poco o en distintos momentos del día, además de la frecuencia en que se realizan las distintas actividades… le devolverá un diagnóstico de su sueño comparado con la población argentina: si duerme menos o más que el promedio, si le faltan horas de sueño o está bien, si la calidad del sueño es bueno, si hace demasiadas actividades muy irregulares o no… y en función de eso le recomendará las acciones para estar mejor”, describió Ceriani.

Jet lag social

Según detalló, la cantidad de horas que se necesita dormir por la noche varía a lo largo de la vida, “no es lo mismo para un niño, un adolescente o un adulto. Los adultos deberían dormir entre 7 y 9 horas, pero hay personas que necesitan más o otras menos”.

Un dato no menor a tener en cuenta es que las horas no dormidas no se recuperan al día siguiente. “Lo importante es que uno sepa que no puede irse a dormir a las 23 horas durante la semana y durante el fin de semana hacerlo a las 4 de la mañana porque esa diferencia de horario entre la semana y el fin de semana genera un tipo de deficiencia que llamamos ‘jet lag social’… que es cuando falta sueño, ya sea porque en la semana se queda hasta muy tarde y se levanta temprano o porque el fin de semana sale con amigos y al día siguiente no puede recuperar las horas de sueño… estas cosas generan diferencias que alteran el funcionamiento de nuestro reloj”.

 

Irrecuperables

Según remarcó, “no se pueden recuperar las horas de sueño no dormidas. Hay una hipótesis que sostiene que, cuando dormimos, se refuerza la sinapsis entre las neuronas, se guardan las cosas importantes y se descarta la información que sobra”.

Advirtió que esto no quiere decir que una persona no pueda ir a una fiesta, “pero si se sostiene en el tiempo comenzará a tener efectos sobre el rendimiento cognitivo y sobre la habilidad para tomar decisiones”.

 

“Los adolescentes están en un grandísimo problema”

Para Ceriani, los adolescentes duermen muy poco y atraviesan toda la adolescencia con deuda de sueño. “Los adolescentes tienen un problemón porque en la adolescencia hay un cambio de fase donde todos en general se vuelven más nocturnos y los horarios escolares siguen siendo muy temprano, por lo que tienen una deuda de sueño muy consistente que dura toda la adolescencia y que claramente impacta en el rendimiento escolar”, argumentó.

Según indicó, en algunas ciudades del mundo se comprobó que a los alumnos les va mejor si les toman el mismo examen de matemáticas a las 11 de la mañana que a las 8.

 

Sueño reparador

El reloj biológico es un mecanismo interno del ser humano en respuesta a la rotación de la tierra. “Nos prepara para la luz durante el día y la oscuridad durante la noche… pero los humanos expandimos nuestro día eternamente con la tecnología, primero la electricidad y en los últimos años con las pantallas. Claramente, eso es muy nocivo porque le estamos diciendo a nuestro reloj que es de día cuando en realidad deberíamos estar preparándonos para dormir. La hormona que nuestro cuerpo genera para que tengamos sueño -melatonina- se rompe en presencia de la luz”, recordó la científica.

Para regularizar el reloj interno, Ceriani recomendó estar en lugares con mucha luz durante el día y por la noche, exponerse a la menor cantidad de luz posible.

 

La entrada Dormir poco y mal tiene un alto impacto a corto y mediano plazo se publicó primero en Primera Edición.

Fuente