La Ley de Prevención de Suicidio lleva casi 5 años sin aplicarse


En medio de una problemática social en aumento, el tratamiento de un tema como el suicidio sigue siendo un tema tabú para muchos sectores. Sin embargo, organizaciones sociales apuntan a hablar al respecto, para unir fuerzas y buscar soluciones. A nivel nacional, existe una Ley de prevención (27.130), que tiene su correlato legal en Misiones. No obstante, la provincia nunca llegó a aplicar esta normativa a nivel institucional.

 

Un tema delicado

La psicóloga Débora Vallejos, integrante de la Asociación Civil Defender la Vida, contó en FM 89.3 Santa María de las Misiones, la radio de PRIMERA EDICIÓN que en datos provinciales sobre el suicidio “es una temática delicada, porque no hay estadísticas muy certeras. En muchos casos los intentos, no se dejan documentados o los suicidios tampoco se dejan documentados como tales”.

Aclaró que la falta de estadísticas “es a nivel nacional. Si bien, hay ciertos números que se manejan, tratamos de ser muy prudentes con el tema porque no son tan certeros”.

En Argentina, existe una Ley Nacional de Prevención del Suicidio, la 27.130, está aprobada desde 2015 y entre sus puntos propone “que haya una estadística, un seguimiento de casos, porque ayudaría a los profesionales en la prevención, el tratamiento de los grupos de riesgo y demás”. Sin embargo, Vallejos compartió que no está aplicado.

Por su parte, la provincia tiene su propia normativa aprobada, pero que nunca llegó a ser reglamentada: “desde 2018 en Misiones hay una ley que básicamente está acoplada a la ley nacional, donde los principios son más o menos los mismos digamos”, añadió la psicóloga.

En el tratamiento de un tema como el suicidio, opinó que “es necesario que haya profesionales capacitados en la temática, en cómo accionar cuando ven que hay un riesgo, cómo evaluarlo y trabajar con esos casos”.

Entre las consecuencias de la pandemia, precisaron que en Argentina un 70% de estudiantes de todas las universidades públicas del país solicitaron algún tipo de asistencia en salud mental en este proceso. Sobre esto, Débora Vallejos respondió que “el tema de la demanda y de cómo responder también es algo difícil en nuestro país, por la accesibilidad a los servicios de salud. Hay mucha demanda y un déficit de a nivel salud en Nación, porque hay pocos lugares gratuitos y no cualquiera puede pagar un tratamiento particular”.

En la accesibilidad a los servicios de salud mental, “los profesionales están desbordados”. Asimismo, analizó que “la pandemia agudizó muchas problemáticas que se venían gestando desde antes y lo que hizo la cuarentena fue agudizar todo eso”.

 

Un pedido de ayuda

Luego de varios casos de suicidios en estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, hubo una movilización en reclamo de un Gabinete Psicológico permanente en la institución.

Remarcaron que de intervenir a tiempo, quizás habrían evitado un desenlace fatal en estos jóvenes.

Al respecto, Débora Vallejos, integrante de la Asociación Civil Defender la Vida, contó que “el tema del psicólogo es que la demanda de alumnos de la UNaM también es muy alta. Entonces uno o dos psicólogos no darían abasto para cubrir todo lo que es el alumnado”.

Como opción, sugirió que “podría haber profesionales que trabajen más en el sentido de atención y contención, no de tratamiento en sí, que ayuden a los chicos”. Asimismo, indicó que “es importante siempre trabajar en lo que es prevención, hablar de los estudiantes de esto, que estén al tanto de los indicios, de cuáles pueden ser los factores de riesgo y de qué hacer si ven dichas señales”.

Además, explicó que deberían saber dónde acudir, tanto para ayudar a otros como a sí mismos: “muchas veces están al tanto de que hay una problemática, pero no saben qué hacer con eso”.

 

Sin una causa

Un adecuado abordaje de la problemática del suicidio es importante, porque de otra forma “puede tener un impacto muy negativo en esa persona porque también se asocia a una forma de resolver un problema”, comentó Vallejos. En esto, destacó que “hay una multicausalidad del suicidio, porque no hay un motivo específico que lo determine”.

Cuando hablamos de suicidio, “hablamos de un proceso. Generalmente lo que se ve es lo último que es el acto suicida o el intento”. A pesar de esto, la psicóloga contó que “puede haber eventos que funcionen como desencadenantes, que aumentan la probabilidad de riesgo, pero no que condicionen a que haya un suicidio específico”.

 

Vivir el duelo

En la posvención, la integrante de Defender la Vida relató que “en el duelo por suicidio, hay cuestiones específicas que se dan, porque estamos hablando de una muerte por mano propia. Entonces siempre está la culpa, las preguntas del porqué, el estigma de cómo queda la familia después y la mirada de los demás”.

A las familias y personas que están en duda acerca de tener a alguien en riesgo, Débora Vallejos compartió que “si vemos alguna situación que nos llama la atención, no debemos subestimarlo, porque puede ser algo pasajero, pero a veces no”. Por tanto, afirmó que se necesita “poder hablarlo con esa persona, tratar de abordarlo desde un lugar empático, no juzgando al otro, porque eso también hace que la persona se pueda abrir a hablar o no”.

A pesar de no ser siempre una solución inmediata, el acercarse a otro “podemos acompañarlo en su dolor, en su proceso. Entonces es importante hacer sentir al otro que está contenido, que no está solo”, aconsejó la psicóloga.

 

Algunos indicios a tener en cuenta para una prevención

La psicóloga Débora Vallejos afirmó que “siempre hay señales previas, no siempre son tan claras, a veces son muy sutiles”.

Aclaró que con estas personas “no siempre del otro lado hay una enfermedad de salud mental” y que usualmente “se asocia con depresión, cuando no necesariamente es así”. Por otra parte, “también hay otras enfermedades bipolaridad, ansiedad y muchas otras, diagnosticadas siempre por profesionales, que pueden estar involucradas en ese proceso de ideación suicida, pero no necesariamente es algo que es un factor que sí o sí tenga que estar”.

Entre otras cuestiones que entran en juego, precisó que “puede haber sucesos recientes, ciertas problemáticas no resueltas que afectan a su salud mental”.

Con una variedad de indicios, Vallejos indicó que “en algunos casos se ve de personas que se encuentran con un comportamiento depresivo, que no es lo mismo que la depresión como enfermedad”. En estas personas sucede que “se encuentran desmotivados con el vivir, las actividades cotidianas, con actividades que antes hacían placenteramente y de repente ya no”.

Asimismo, “hay casos en los que las personas se muestran estables para el afuera, que son los que más generan interrogantes, porque decimos ‘yo lo veía bien, se mostraban sonrientes, haciendo actividades’. Bueno, esos son los casos más peligrosos, porque las señales son mucho más sutiles, o son otras”.

De las señales más preocupantes, destacó “cuando una persona empieza a poner en orden todos sus asuntos a dejar y ordenar cuestiones de su vida, regalar objetos de valor, por ejemplo. Acá ya estaríamos hablando de alguien que está en un riesgo muy alto: cuando ya la planificación está en un nivel de próximo al acto”.

Al acercarse el momento de consumar el suicidio “también puede darse el aumento del consumo de sustancias, ya sea alcohol o drogas”, añadió.

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