
Más de 16.000 kioscos cerraron sus puertas en el país durante el último año en todo el país. La cifra no sorprende cuando se escucha el testimonio de quienes siguen resistiendo en sus locales a pesar de la caída del consumo, el aumento de los costos y la pérdida del poder adquisitivo de sus clientes.
Hay quienes dicen que para saber si al gente tiene plata, hay que ver si se venden caramelos y chicles. Por ello, PRIMERA EDICIÓN dialogó con,Matías Sotelo, propietario del kiosco “Código Express” ubicado en la esquina de Buenos Aires y Roque Pérez, compartió con este medio un panorama crudo, pero realista del presente que vive el sector.
“En estos 12 años que estamos trabajando, este es el año más difícil, el momento más complicado que nos tocó vivir”, comenzó diciendo Sotelo. Según contó, los costos fijos como los servicios, especialmente la luz, subieron de manera desmedida, y mantener a flote el negocio se convirtió en una lucha diaria. “Cuesta cubrir las cuentas, pagar los sueldos, a los proveedores. Nunca habíamos vivido algo así”, expresó.
Uno de los puntos que más remarcó fue el comportamiento de los precios. Si bien en el último tiempo los aumentos dejaron de ser tan abruptos mes a mes, el margen de ganancia se volvió cada vez más estrecho: “Antes había que cubrirse con aumentos de más del 30% porque la reposición venía mucho más cara. Hoy hay que aprender a trabajar con márgenes más chicos, ser más eficientes, ofrecer buenos precios y adaptarse. Si no lo hacés, terminás cerrando como tantos otros”, advirtió.
En cuanto al consumo, Matías percibe un cambio rotundo: “La gente ya no compra como antes. Muchos van directamente al mayorista, algo que antes no era común. Otros cruzan a Paraguay. Eso nos afecta muchísimo a los kiosqueros de barrio”.
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Cigarrillos y caramelos…
Tradicionalmente vinculados con las compras “chicas”, los kioscos también son un termómetro del bolsillo popular. “La venta de golosinas bajó mucho. Estamos entrando en temporada de chocolates, algo se mueve, pero ni cerca de lo que era antes. Hasta los caramelos, que antes se daban como vuelto, hoy cuestan entre 50 y 60 pesos cada uno de costo para mí, los vendo a $80. La gente se sorprende. Te dicen ‘¡¿tanto un caramelo?!’, pero es lo que sale”, contó.
En cuanto al tabaco, otro rubro clave para muchos kioscos, el escenario no es menos complejo. “Los cigarrillos vienen aumentando fuerte. Las tabacaleras no avisan los aumentos, a veces te enterás el mismo día, no te da tiempo a stockearte. Y lo que están haciendo es intentar llevar los precios a estándares internacionales, que rondan entre 5 y 7 dólares el atado”, explicó. Hoy, un paquete de 20 unidades cuesta entre 2.000 y 6.000 pesos, según la marca.
Además, las tabacaleras están promoviendo versiones económicas de marcas tradicionales, como Marlboro Craft o Lucky barato, para competir con las marcas que ingresan de contrabando. “El cigarrillo Ace debe ser el más fumado acá en Posadas”, indicó Matías.
También mencionó que la venta de cigarrillos sueltos sigue vigente, y es una de las estrategias de los consumidores para paliar la suba de precios: “Muchísima gente compra por unidad, sobre todo a fin de mes”.
Veda electoral
En la previa del fin de semana electoral en Misiones, otro de los temas que impacta en las ventas es la veda para la comercialización de bebidas alcohólicas. Si bien no hubo comunicación formal, Matías ya sabe qué hacer: “Hace años que estamos y conocemos la normativa. A las 20 horas del sábado tapamos la góndola de bebidas alcohólicas y no vendemos hasta las 21 del domingo”.
Pese al contexto adverso, el kiosquero mantiene su compromiso con el negocio y con los clientes. “Tratamos de seguir adelante, con esfuerzo y mucho cuidado. Sabemos que hay mucha gente en la misma situación. El desafío es aguantar”, concluyó.
La entrada El termómetro que mide el bolsillo: precios y el difícil momento de los kiosqueros se publicó primero en Primera Edición.